Hoy toca ponerse el gorro de papel de aluminio, aunque esta vez la conspiración no es una teoría loca, sino una realidad documentada que da miedo. ¿Pensabais que TikTok solo servía para ver bailes virales y life hacks inútiles? Preparaos, porque la aplicación china podría saber más de vuestra vida íntima y financiera que vuestra propia madre.
Una investigación bomba acaba de destapar cómo TikTok rastrea sistemáticamente vuestra actividad fuera de su propia aplicación, desde lo que metéis en el carrito de la compra hasta con quién ligáis en apps como Grindr. Esto no es un simple espionaje menor; estamos hablando de violaciones potenciales del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que podrían marcar un antes y un después en la industria del rastreo invisible.
Denuncian que TikTok te espía ilegalmente: sabe qué compras y qué haces en apps de citas como Grindr, violando el RGPD
La liebre saltó gracias a un usuario europeo que ejerció su derecho de acceso a los datos bajo el RGPD. Inicialmente, TikTok le dio una respuesta incompleta, un resumen «relevante» que ocultaba la verdad. Tras insistir, la cloaca se abrió: TikTok recopilaba datos de su actividad en otras aplicaciones, incluyendo apps de comercio electrónico y Grindr.
Datos sensibles y el intermediario en la sombra
La gravedad del asunto radica en el tipo de datos. No es solo saber que te gustan los gatos; es saber que añadiste condones a un carrito de la compra o que usas una app de citas gay como Grindr. Esto último revela información sobre orientación sexual y vida íntima, categorías de datos especialmente protegidos por el artículo 9 del RGPD, cuyo tratamiento está terminantemente prohibido salvo excepciones muy concretas.
¿Cómo lo hace TikTok? No directamente. La investigación de la organización Noyb (fundada por el activista Max Schrems, el terror de Facebook) señala a un intermediario: AppsFlyer, una empresa israelí de analítica publicitaria. AppsFlyer recibe los datos de Grindr o la tienda online y los reenvía a TikTok para su explotación comercial.
El problema jurídico es triple: no hay base legal válida bajo el RGPD para compartir estos datos, mucho menos para transferir datos sensibles prohibidos, y el usuario afectado nunca dio su consentimiento para este intercambio.
La transparencia, esa gran ausente
Además del rastreo ilegal, la investigación denuncia la falta de transparencia. La herramienta de descarga de datos de TikTok es un engaño, ya que solo muestra lo que la empresa considera «relevante», contradiciendo la obligación del RGPD de proporcionar una copia completa y comprensible de todos los datos. Miles de usuarios podrían estar recibiendo información incompleta, sin saber el alcance real del perfil que TikTok construye de ellos.
El dato más aterrador: desinstalar TikTok no sirve de nada. Si las apps que usas comparten datos con intermediarios como AppsFlyer, tu información puede seguir fluyendo hacia TikTok aunque nunca vuelvas a abrir la aplicación.
La opinión final del Gurú
Estamos ante un escándalo mayúsculo que trasciende a TikTok. Si bien la empresa china es la protagonista actual, este caso expone la putrefacción sistémica de la economía de los datos, basada en redes opacas de intermediarios y perfiles en la sombra que escapan al control del usuario medio.
Noyb ha presentado dos denuncias formales en Austria: una contra TikTok por no dar acceso completo a los datos, y otra contra TikTok, AppsFlyer y Grindr por el intercambio ilegal y el tratamiento de información sensible sin base legal. Piden multas «efectivas, proporcionadas y disuasorias».
Desde un punto de vista técnico y ético, esto es una aberración. Es la confirmación de que el modelo de negocio de la «gratui-dad» en internet se basa en una vigilancia masiva e ilegal que no respeta ni la esfera más íntima de las personas. No se trata de demonizar a una sola empresa, sino de entender que el sistema está roto. O los reguladores europeos actúan con una contundencia ejemplar que haga temblar los cimientos de este modelo de negocio extractivo, o podemos dar por muerta nuestra privacidad digital. Este no es un caso aislado; es un síntoma de una enfermedad terminal en el ecosistema digital actual. ¡Te leemos en los comentarios! Y no te olvides de seguir a Gurú Tecno en YouTube, Instagram y Facebook.