
Durante más de dos décadas, la historia de la informática de consumo se ha escrito con la sangre de la guerra entre NVIDIA e Intel. Una batalla sin cuartel. Intel dominaba las CPUs, NVIDIA las GPUs. Se odiaban, se despreciaban, competían a muerte por cada vatio y cada megahercio. Pues bien, olviden todo eso. El infierno se ha congelado. Cerdos volando.
En una conferencia de prensa que ha dejado a toda la industria en estado de shock, los CEOs de ambas compañías, Jensen Huang y Lip-Bu Tan, han anunciado lo impensable: NVIDIA e Intel van a colaborar para desarrollar conjuntamente una nueva generación de chips «revolucionarios».
«El enemigo de mi enemigo es mi amigo»: la amenaza de ARM
La pregunta es obvia. ¿Por qué ahora? ¿Por qué estos dos titanes deciden enterrar el hacha de guerra? La respuesta tiene cuatro letras: ARM. La arquitectura que, de la mano de Apple con sus chips de la serie M y de Qualcomm con sus Snapdragon X Elite, ha demostrado que se puede conseguir un rendimiento espectacular con una eficiencia energética que humilla a la vieja guardia de la arquitectura x86.
Intel y NVIDIA se han dado cuenta de que, por separado, podrían perder la guerra del futuro del PC. Como ha dicho el CEO de Intel, «Juntos podemos lograr mucho más». Es una admisión de debilidad y, a la vez, una jugada de una inteligencia brutal.
La autopsia de la alianza: el portátil del futuro y el árbitro taiwanés
El objetivo más excitante de esta alianza es la creación de un «nuevo tipo de portátil integrado sin precedentes». La idea es fusionar la CPU más potente de Intel con la GPU más potente de NVIDIA a través de la interconexión NVLink, creando un System-on-a-Chip (SoC) que, sobre el papel, podría aniquilar a cualquier MacBook.

Y la gran ironía. Estos chips, nacidos de la unión de dos gigantes estadounidenses, no se fabricarán en Estados Unidos, al menos no al principio. Se fabricarán en Taiwán, en las fundiciones de TSMC, el rey indiscutible al que ni siquiera Intel se atreve a desafiar para sus nodos más avanzados.
Una nueva era para la arquitectura x86
La alianza entre NVIDIA e Intel es el movimiento tectónico más importante en la industria del silicio en 20 años. Es el «Imperio Contraataca». El ecosistema x86, que parecía condenado a una lenta decadencia en la era de la eficiencia de ARM, se revuelve y une a sus dos mayores generales para la batalla final. Es una jugada desesperada, sí. Pero también es una jugada que podría funcionar. La combinación de la experiencia de Intel en CPUs y la de NVIDIA en GPUs y computación de IA es, sencillamente, una fuerza de la naturaleza.
¿Qué te parece esta alianza? ¿Crees que podrán de verdad competir con los chips M de Apple? El futuro del PC se decide en esta batalla de titanes. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.