
En la guerra silenciosa por el futuro de la tecnología, la verdadera batalla no se libra en las tiendas de móviles ni en los concesionarios de coches. Se libra en las fundiciones de semiconductores. Y en esa guerra, solo hay un rey indiscutible: TSMC. La compañía taiwanesa sobre cuyos hombros se asientan los imperios de Apple, NVIDIA y AMD, acaba de anunciar su próximo movimiento. Y no es un simple paso, es un salto cuántico hacia el futuro.
Según informa el Economic Daily, TSMC está pisando el acelerador a fondo para la construcción de su nueva megafábrica de proceso avanzado de 1,4 nanómetros (nm). La construcción comenzará en octubre de este mismo año, con una inversión total que marea: entre 1,2 y 1,5 billones de dólares taiwaneses (entre 37.000 y 46.000 millones de euros).
La hoja de ruta hacia el átomo
Para entender la brutalidad de este anuncio, hay que ponerlo en contexto. El proceso de fabricación de un chip se mide en nanómetros. Cuanto más pequeño es el número, más transistores puedes meter en el mismo espacio, lo que se traduce en más potencia y más eficiencia energética. Los chips más avanzados que llevaremos hoy en el bolsillo, como el A19 Pro del iPhone 17, están fabricados en 3nm.
TSMC no solo está preparando ya la producción en masa de su nodo de 2nm, sino que con este anuncio, confirma su hoja de ruta para dominar la industria hasta el final de la década:
- Proceso de 1,4nm (A14): La nueva fábrica, bautizada como F25, comenzará la producción de prueba a finales de 2027, con la producción en masa en la segunda mitad de 2028.
- Proceso de 1nm (A10): La segunda fase de esta misma fábrica se actualizará para producir chips de 1 nanómetro.
- Proceso de 0,7nm: Y para el futuro más lejano, ya están planeando una cuarta planta que no descarta llegar a los 0,7 nanómetros, una cifra que nos acerca peligrosamente a los límites físicos del silicio.
Una inversión para dominar el mundo
La escala de esta operación es demencial. La nueva fábrica F25, cuando esté a pleno rendimiento, generará por sí sola unos ingresos de más de 500.000 millones de dólares taiwaneses. Es una inversión de una magnitud tal que solo puede ser entendida como una estrategia de dominación total.
Mientras sus competidores, como Intel Foundry y Samsung, luchan por ponerse al día con los procesos de 3nm y 2nm, TSMC ya está construyendo la autopista por la que circulará la tecnología de 2030. Es un mensaje directo a sus grandes clientes: «No os preocupéis, seguid diseñando los chips más locos que se os ocurran, que nosotros tendremos la fábrica para hacerlos realidad».

El veredicto del Gurú
Este anuncio es la prueba de que la Ley de Moore, aunque herida, sigue viva gracias al ingenio y la fuerza bruta de TSMC. Están empujando los límites de la física para asegurarse de que la revolución de la IA, la computación cuántica y el resto de tecnologías del futuro tengan el silicio que necesitan para funcionar.
Es una apuesta arriesgadísima y de un coste monumental, pero es la que ha convertido a esta compañía taiwanesa en la empresa más estratégicamente importante del planeta. El futuro de tu próximo móvil, de tu próximo coche o de la IA que te responderá a las preguntas, se está decidiendo ahora mismo en las salas blancas de Hsinchu.
¿Podrán los competidores de TSMC alcanzarles algún día? ¿Estamos llegando al límite físico de lo que se puede fabricar con silicio? El debate sobre el futuro de la computación está al rojo vivo. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.