Saltar al contenido

Los humanos hacen el trabajo sucio: así entrena Tesla al robot Optimus

noviembre 4, 2025

En Tesla, los robots todavía no dominan el mundo, pero los humanos sí dominan a los robots.
Un nuevo informe de Business Insider revela cómo Elon Musk está entrenando a su robot humanoide Optimus de una forma tan intensa (y absurda) que parece sacada de Black Mirror.

Humanos enseñando a máquinas… literalmente

Dentro del laboratorio acristalado de Tesla, en California, decenas de empleados pasan horas repitiendo los mismos movimientos una y otra vez: levantar una copa, limpiar una mesa, correr una cortina. Todo grabado desde cinco cámaras montadas en cascos y mochilas de hasta 18 kilos, durante turnos de ocho horas.

No, no es un castigo. Es entrenamiento para Optimus, el robot humanoide con el que Musk quiere revolucionar la industria. Los empleados actúan como profesores humanos, enseñándole cómo moverse, agarrar objetos y mantener el equilibrio. Cada gesto se graba, se analiza y se traduce en datos para entrenar las redes neuronales del robot.

Un antiguo trabajador lo resumió con crudeza: “Me sentía como un conejillo de indias bajo un microscopio”.

Y es que la escena es casi distópica: humanos comportándose como máquinas… para que las máquinas aprendan a comportarse como humanos.

Así “aprende” Optimus: IA, cámaras y dolor de espalda

Hasta hace unos meses, los empleados usaban trajes de captura de movimiento y controlaban al robot de forma remota. Pero Tesla ha cambiado de táctica: ahora se basa únicamente en cámaras corporales y visión computacional.

El objetivo: enseñar a Optimus a aprender observando, igual que un niño. Para ello, los empleados realizan tareas rutinarias mientras la IA analiza ángulos, trayectorias y posturas. Los datos se etiquetan y se comparan para optimizar los modelos de movimiento.

Y no, no es un trabajo glamuroso. Los empleados confiesan que pasan semanas enteras limpiando mesas o moviendo objetos. Uno de ellos lo comparó con “enseñar a un bebé”, solo que el bebé pesa 60 kilos, se cae la mitad del tiempo y puede romperte un ordenador de 30.000 dólares si pierde el equilibrio.

“Es como hacer cardio ocho horas diarias”, confesó otro.

Algunos han sufrido lesiones de espalda y cuello por cargar con el equipo o adoptar posturas forzadas. Pero el ritmo no afloja: cada trabajador debe grabar al menos cuatro horas de vídeo útil por turno, o su rendimiento baja en el sistema de puntuación interna.

IA con ritmo propio: bailar, gatear y hasta hacer twerking

Si creías que entrenar un robot era solo cuestión de mover brazos, estás equivocado. Tesla utiliza instrucciones generadas por IA que piden a los empleados hacer cosas tan aleatorias como:

  • Imitar a un gorila
  • Bailar como un pollo
  • Simular pasar la aspiradora
  • Hacer twerking
  • Gatear a cuatro patas

Cada movimiento debe completarse en 3 a 5 segundos, y se repite cientos de veces. La IA analiza cómo cambia el equilibrio, el peso corporal y la coordinación. Sí, el robot aprende a limpiar, pero también a bailar mejor que tú.

Musk lo tiene claro: Optimus será el futuro de Tesla

Durante la presentación de resultados del tercer trimestre, Elon Musk lo soltó sin pestañear: “Optimus podría ser el producto más importante de la historia de Tesla”.

Y no lo dice por decir. Musk proyecta que, a largo plazo, el robot podría representar hasta el 80% del valor total de la compañía. Planea fabricar un millón de unidades al año y venderlas como fuerza laboral automatizada: desde fábricas hasta tareas domésticas.

La idea es que Optimus aprenda primero con humanos para sustituirlos después. Sí, el plan es tan irónico como suena.

Detrás del show: control, presión y despidos

Más de 100 personas han participado en la recopilación de datos, pero no todas sobrevivieron al ritmo.
Tesla despidió a decenas de recolectores tras su última evaluación de desempeño. Cada empleado era juzgado por su postura, su precisión y la “naturalidad” de sus movimientos.

Incluso las demostraciones para inversores son puro teatro: los empleados controlan al robot en vivo para que parezca más fluido. Musk, por supuesto, observa desde primera fila, a veces acompañado de su hijo, X, viendo cómo Optimus intenta mantenerse en pie sin caerse (más del 50% de las veces, no lo logra).

En resumen: el futuro se está entrenando a mano

Tesla está construyendo su futuro robótico a base de sudor humano, IA y ambición desmedida.
El experimento es fascinante y perturbador a partes iguales: humanos programando su propio reemplazo, movimiento a movimiento.

En Tesla, el futuro no llega solo: hay que enseñarle a fregar primero. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en InstagramFacebook y YouTube.

Índice
    Ajustes