
Cuando todos la dábamos por muerta y enterrada, cuando parecía que su nicho había sido devorado por los móviles y las cámaras sin espejo, Sony ha hecho lo impensable: ha resucitado a una de sus mayores leyendas. Tras casi una década de silencio, la mítica saga de cámaras compactas de formato completo está de vuelta. Y lo hace con un monstruo que ha dejado a toda la industria fotográfica con la boca abierta: la nueva Sony RX1R III.
No es una simple actualización. Es una declaración de poderío, una obra de ingeniería que mete el corazón de una cámara profesional de 4.500 euros en un cuerpo que te cabe en el bolsillo de la chaqueta. Es la herramienta definitiva para los puristas de la fotografía, y un misil directo a la línea de flotación de una marca que vivía muy cómoda en este segmento: Leica.
Un sensor de 61MP y el cerebro de una Alpha en un cuerpo de ‘juguete’
Aquí es donde reside la locura y la genialidad de esta cámara. Los ingenieros de Sony han conseguido embutir en este cuerpo minúsculo la misma tecnología que su buque insignia profesional, la Alpha 7R V.
- El sensor: Monta el espectacular sensor Exmor R CMOS de formato completo (full-frame) y 61 megapíxeles. Es el mismo que lleva la A7R V. Esto se traduce en un nivel de detalle, un rango dinámico y una calidad de imagen que, hasta ahora, era impensable en una cámara de este tamaño.
- El cerebro: Para procesar semejante cantidad de información, la RX1R III incorpora el último y más potente procesador BIONZ XR, acompañado de su propia unidad de procesamiento de IA dedicada.
- El enfoque de halcón: Hereda el sistema de autoenfoque más avanzado de Sony. Gracias a la IA, es capaz de reconocer y seguir en tiempo real no solo ojos humanos, sino también animales, pájaros, insectos, coches, trenes y aviones. Un sistema de enfoque que roza la brujería.
Es, literalmente, el interior de una cámara de la serie Alpha metido con calzador en un cuerpo que es poco más grande que un paquete de tabaco. Una proeza de la ingeniería.
La lente fija Zeiss: una bendición (y una ‘maldición’ para los cobardes)
Y aquí viene el detalle que la convierte en una cámara para puristas, la característica que define su alma: su lente fija. La RX1R III monta un objetivo Zeiss Sonnar T de 35mm con una apertura f/2*. No hay zoom. No puedes cambiar de objetivo.
- La filosofía: Esto te obliga a ser mejor fotógrafo. Te fuerza a moverte, a pensar en la composición, a «hacer zoom con los pies». Es volver a la esencia de la fotografía.
- La calidad óptica: Una lente fija de alta calidad siempre ofrecerá una nitidez y una calidad de imagen superior a la de un objetivo con zoom. Y siendo un Zeiss Sonnar T*, la excelencia está garantizada.

No es una cámara versátil para llevarte a un safari y fotografiar un león a dos kilómetros. Es un bisturí de precisión. Es el arma definitiva para la fotografía callejera, el reportaje y para el día a día de quien busca la máxima calidad de imagen en el mínimo espacio.
El ‘zasca’ a Leica y el precio del capricho
Con esta cámara, Sony no solo resucita una saga mítica; lanza un ataque directo al corazón de Leica y su icónica serie Q. La Leica Q3, hasta ahora la reina de las compactas de formato completo, tiene un rival que la iguala (y en algunos aspectos como el enfoque, probablemente la supera) en prestaciones.
Pero, ¿y el precio? Aunque Sony aún no ha confirmado el precio oficial para Europa, se espera que ronde los 4.500 euros. Es un capricho, un lujo, sí. Pero aquí viene el «zasca»: la Leica Q3 cuesta casi 6.000 euros.
Sony le está diciendo a Leica: ‘puedo hacer lo mismo que tú, probablemente mejor y por 1.500 euros menos’. Es la bofetada de la ingeniería japonesa al lujo alemán.
Conclusión Gurú Tecno: el sueño húmedo de todo fotógrafo hecho realidad
La Sony RX1R III es una de esas cámaras que aparecen una vez cada década. Es un producto que no responde a las lógicas del mercado de masas, sino a la búsqueda de la perfección en un nicho muy concreto. Es un dispositivo para los que aman la fotografía en su estado más puro.
No es para todo el mundo. Es absurdamente cara, no es versátil y requiere un fotógrafo que sepa lo que hace. Pero es, también, una obra de arte de la ingeniería, una cámara que te enamora por su concepto, su tamaño y la promesa de una calidad de imagen legendaria.
Sony ha creado el sueño húmedo de cualquier fotógrafo callejero y de cualquier amante de la tecnología bien hecha. Es un capricho ilógico, irracional y prohibitivo. Y, como no, en Gurú Tecno la queremos con todas nuestras fuerzas.
¿Pagarías esta fortuna por una cámara compacta, por muy buena que sea? ¿O crees que es una locura? ¡Te leemos en los comentarios! Y no te olvides de seguir a Gurú Tecno en YouTube, Instagram y Facebook.