
Bienvenidos a la nueva Guerra Fría, una guerra que no se libra con misiles, sino con silicio y minerales. Hace solo unas semanas, NVIDIA, el rey indiscutible de los chips de Inteligencia Artificial, estaba con la soga al cuello, a punto de ser expulsada de su mayor mercado, China, por las estrictas sanciones del gobierno de EEUU. Hoy, la historia ha dado un giro de 180 grados. Se ha firmado una tregua, un «trueque» tan pragmático como peligroso que demuestra cuál es la verdadera moneda que mueve el mundo en 2025.
Estados Unidos permitirá que NVIDIA venda chips avanzados (aunque no los más potentes) a China. A cambio, China reabrirá el grifo de su recurso más preciado y estratégico: las tierras raras. Olvídate del oro y del petróleo. La nueva gasolina de la revolución tecnológica son estos minerales, y China tiene al mundo entero cogido por el cuello.
El chantaje perfecto: «Si no me das tus cerebros, yo no te doy mis imanes»
La jugada de Pekín ha sido magistral. Ante la prohibición de EEUU de exportar los chips de IA más potentes (como los H20) para frenar su avance militar y tecnológico, China respondió con un golpe devastador: frenó en seco la exportación de tierras raras.
¿Y por qué es esto un apocalipsis para Occidente? Porque estos 17 elementos de la tabla periódica (lantano, cerio, neodimio…) son, sencillamente, el ‘unobtanium’ de nuestra civilización tecnológica. Son indispensables para:
- Crear los imanes ultrapotentes que mueven los motores de los coches eléctricos (un coche lleva de media 1 kilo de estos imanes).
- Hacer funcionar los motores de vibración y los altavoces de tu smartphone.
- Construir las turbinas eólicas (una turbina marina puede necesitar hasta seis toneladas).
- Y sí, irónicamente, son cruciales para fabricar las propias tarjetas gráficas de NVIDIA.
El problema es que China, en una jugada estratégica a larguísimo plazo, se ha asegurado el control de casi el 80% de las reservas mundiales y, lo que es más importante, de toda la compleja y contaminante cadena de refinado.

Mientras en Occidente nos dedicábamos a deslocalizar la industria ‘sucia’, China jugó al ajedrez. Y ahora, nos tienen en jaque. Su mensaje fue claro: ‘¿No me vendes tus chips? Pues buena suerte intentando construir cualquier cosa sin mis minerales’.
El trueque: chips ‘capados’ por minerales vitales
Ante esta situación de «destrucción mutua asegurada», se ha llegado a una tregua frágil. EEUU ha tenido que tragar y flexibilizar los controles, permitiendo a NVIDIA vender a China sus chips avanzados (aunque no los de ultimísima generación, como los H20 o las nuevas RTX Pro). A cambio, China reactiva el suministro de tierras raras.
Para NVIDIA, es un balón de oxígeno que le permite seguir presente en un mercado que le generó más de 17.000 millones de dólares el año pasado. Para Estados Unidos, es la garantía de poder seguir fabricando desde iPhones hasta cazas de combate.
La polémica en Washington y el plan B de Apple
Evidentemente, esta jugada no ha gustado a todos. En el Congreso de EEUU, tanto demócratas como republicanos han puesto el grito en el cielo, denunciando que se está relajando el control sobre tecnología sensible a cambio de minerales. El Departamento de Comercio se defiende diciendo que «no les vendemos lo mejor, ni lo segundo ni lo tercero», pero la sensación de que China ha ganado la partida es innegable.
Mientras tanto, Apple, que no quiere verse atrapada en este chantaje, ya ha movido ficha. Ha firmado un acuerdo de 500 millones de dólares para asegurarse un suministro de imanes de tierras raras fabricados 100% en Estados Unidos. Es un primer paso, pequeño pero simbólico, para intentar romper la dependencia del gigante asiático.
Conclusión Gurú Tecno: la guerra del siglo XXI se libra en la tabla periódica
El pacto entre NVIDIA y China es mucho más que un simple acuerdo comercial. Es la constatación de un nuevo orden mundial. La era industrial del siglo XX se basó en el acero y el petróleo. La era de la Inteligencia Artificial del siglo XXI se basará en el silicio de los chips y en las tierras raras de los imanes.
Y en esta nueva guerra, las superpotencias tienen un poder de chantaje mutuo. Estados Unidos tiene los diseños de los chips más avanzados, pero China tiene el monopolio de los materiales indispensables para construirlos.

Estamos asistiendo a una frágil tregua en la nueva Guerra Fría tecnológica. Un trueque de ‘cerebros’ por ‘músculos’ que demuestra que, por mucho que nos guste hablar de software y de la nube, al final, todo depende de quién controle las rocas que se sacan de la tierra. Y en esa partida, China, de momento, va ganando por goleada.
¿Crees que Occidente debería haber cedido al chantaje de las tierras raras? ¡Te leemos en los comentarios! Y no te olvides de seguir a Gurú Tecno en YouTube, Instagram y Facebook.