
Midjourney acaba de soltar su nueva criatura, el Modelo V7, y si alguien pensaba que el hype por la generación de imágenes con inteligencia artificial había tocado techo… que se prepare para otra subida, porque esto es solo la antesala de algo mucho más grande. En un panorama tech donde ChatGPT ha convertido la palabra escrita en oro puro, donde los prompts se han vuelto la nueva herramienta creativa por excelencia, el terreno de juego se ha ampliado: los píxeles ahora son la nueva frontera.
Y ahí es donde Midjourney quiere marcar territorio, a zancadas largas, con ambición y sin pedir permiso. El V7 no llega como una simple actualización, sino como una declaración de intenciones: “Estamos aquí, estamos evolucionando y no vamos a soltar el trono sin pelear”. Pero claro, como toda criatura recién nacida, aún tiene los zapatos grandes… y se nota. Tiene músculo, sí, pero le falta ese toque quirúrgico que tenían algunas funciones queridas de sus antecesores. Lo bueno: promete aprender. Lo mejor: tú puedes ayudar a entrenarlo.
V7: Una evolución, pero con heridas visibles
Sí, V7 representa un salto técnico importante: nueva arquitectura, mejores texturas, interpretación más fina de las instrucciones y una calidad visual que da miedo de lo buena que es. Pero, sorpresa: algunas funciones básicas que los usuarios daban por sentadas en versiones anteriores han desaparecido. Nada de escalado. Nada de retexturización. Nada de algunas cosas que hacían la vida más fácil a quienes ya jugaban con Midjourney como si fuera Photoshop con esteroides.
Y aquí es donde entra en escena David Holz, el CEO con alma de artista digital, que ha salido a decir que tranquilos, que es solo el principio. Que V7 es una base, un cimiento, y que las actualizaciones futuras devolverán todo lo que hoy extrañamos y más.
Feedback, esa droga dura que necesita Midjourney
Lo que Holz deja claro es que este modelo se construye en comunidad. ¿Quieres que el V7 mejore? Úsalo, exprímelo, rómpelo si puedes, y diles qué falla. Porque la promesa aquí es una: cada prompt, cada like o dislike, cada ajuste de estilo personal… es combustible para que la IA entienda mejor cómo generar arte que no solo impresione, sino que realmente diga algo.
Midjourney no quiere usuarios pasivos, quiere cómplices creativos. Y con eso, pretende redefinir cómo se colabora entre humanos y máquinas.
¿Qué trae el V7 bajo el capó?
Entre sus novedades más llamativas están:
- Perfiles personalizados: ajusta tu estilo, tus preferencias, y deja que la IA se amolde a ti (no al revés).
- Sistema de retroalimentación: cuantas más imágenes califiques, más aprende la máquina.
- Modos “turbo” y “relax”: rapidez o calidad, tú decides.
- Mejores texturas, colores más vivos y composiciones más coherentes: en serio, el salto en calidad es innegable.
Pero insisto: no todo es miel sobre hojuelas. Las ausencias funcionales pueden ser un dolor de cabeza para los que usaban estas herramientas para producción más avanzada.
¿Y qué pasa con ChatGPT y sus imágenes?
No podemos hablar de generación visual en 2025 sin mencionar a ChatGPT. Su generador de imágenes no solo es potente, sino que ha democratizado el acceso a una creación visual coherente, rápida y sencilla. Eso ha elevado brutalmente las expectativas. Ahora todo el mundo quiere que la IA entienda hasta el último matiz de su imaginación.
Por eso V7 no es solo una evolución: es una declaración de guerra. Midjourney no se conforma con ser una opción más, quiere seguir siendo la referencia. Y aunque el camino es largo, está claro que tienen claro por dónde tirar.
Foto de portada | Midjourney