
¿Te arrastras a tu daily de Scrum con menos ganas que un vampiro invitado a un picnic en la playa? ¿Sientes que tu energía vital, esa que antes te hacía devorar APIs y solucionar bugs a las tantas, se esfuma entre reuniones de «planificación de sprint» que duran más que el sprint mismo, tareas absurdas que no aportan valor a ningún usuario y «Product Owners» que cambian de opinión más que de camiseta? Tranquilo, colega del silicio, no estás solo (ni te estás volviendo un vinagre). La ciencia lleva décadas estudiando este percal, y la conclusión de los expertos es clara y contundente: muchas empresas, incluidas esas startups «modernas» y esas gigantes tecnológicas con toboganes en la oficina, son auténticas máquinas de DRENAR la motivación de sus empleados.
Sí, has leído bien. Esa sensación de vacío, de estar haciendo el paripé en Jira, de «calentar la silla» (o el sofá de tu casa, si teletrabajas) mientras tu alma de developer o de diseñador se consume lentamente… a menudo tiene culpables con nombre y apellidos: las propias estructuras, culturas y (malas) prácticas de las empresas para las que dejamos nuestra salud visual y mental. Pero no todo está perdido. En Gurú Tecno hemos buceado en lo que dicen los que saben y te traemos no solo el diagnóstico de por qué tu curro tech te chupa la alegría, sino también algunas soluciones que, milagrosamente, no implican otro taller de mindfulness obligatorio ni una charla de un «Agile Coach» que no ha tocado código en su vida. Y hay otro asunto complicado: ocho de cada diez trabajadores no siente compromiso con su empresa. Y esto al final, acarrea problemas: la productividad global cae a causa de esta enorme desmotivación.
Los «ladrones de ganas» en el mundo Tech: ¿Por qué tu curro molón te deja más seco que un servidor caído?
Varios gurús del comportamiento, la psicología y la gestión empresarial han puesto el dedo en la llaga. Y sus diagnósticos aplican (¡y cómo!) al sector tecnológico:
- El síndrome del código huérfano (o el curro ignorado de Dan Ariely): El economista Dan Ariely demostró que necesitamos ver que nuestro trabajo tiene sentido e impacto. Si te matas desarrollando esa feature revolucionaria durante semanas, depurando cada línea de código, para que luego un cambio de «estrategia» la deje en un cajón acumulando polvo digital o, peor aún, la rehagan tres veces sin un motivo claro, tu motivación se va directa a la papelera de reciclaje. Es esa sensación de picar código para que luego el Product Manager diga ‘hemos pivotado’ y tu obra maestra acabe como un comentario en un repositorio abandonado. Normal que acabes queriendo dedicarte a la cría de caracoles en la Patagonia.
- Curros de mierda tecnológicos («Bullshit Jobs» según David Graeber): El antropólogo David Graeber no se refería solo a burócratas victorianos. En el mundo tech abundan esos trabajos intrínsecamente inútiles: rellenar informes de «progreso» que nadie lee, asistir a dailies donde cada uno recita su lista de la compra, mantener documentación obsoleta «por si acaso», o implementar KPIs absurdos como «líneas de código escritas» o «tickets cerrados» sin importar la calidad o el valor aportado. Es la burocracia ágil, las reuniones para planificar la reunión del refinamiento del backlog… la antesala del ‘rage quit’ y un drenaje de motivación de manual.
- La trampa de los Perks y la «higiene» que NO motiva (según Frederick Herzberg): Tu empresa tech tiene futbolín, fruta gratis, café de especialidad y hasta un tobogán. ¡Genial! Según Herzberg, estos son factores de «higiene»: evitan la insatisfacción, pero NO motivan por sí solos. Un sueldo competitivo y unas oficinas «instagrameables» están muy bien para que no te pires al primer ERE, pero no harán que te levantes con ganas de comerte el mundo si tu trabajo es un coñazo repetitivo, si no te reconocen los logros o si no tienes oportunidades de crecer y aprender cosas nuevas (que no sea el último framework de JavaScript que se pondrá de moda tres semanas). Los verdaderos motivadores son el logro técnico, el reconocimiento por un buen código o diseño, la responsabilidad sobre un proyecto, las oportunidades de dominar nuevas tecnologías y el trabajo desafiante e interesante en sí mismo. El futbolín y la birra de los viernes te atan, colega, pero no te enamoran. Y sin amor (por tu proyecto o tu equipo), no hay pasión (por picar código hasta las tantas), solo resignación y ‘commits‘ con desgana.
- Procesos asfixiantes y «complicacionitis aguda» made in Tech (la bestia de Yves Morieux): Yves Morieux critica las empresas que se auto-complican hasta el infinito. En tecnología esto se traduce en ciclos de aprobación interminables para un simple ‘merge request‘, arquitecturas sobrediseñadas que nadie entiende, metodologías ágiles implementadas como si fueran un culto religioso dogmático, o la existencia de más «managers de producto» que desarrolladores, cada uno con una «visión» diferente. Todo este entramado te impide hacer tu trabajo de forma eficiente, ahoga tu creatividad y te hace sentir como una pieza más en un engranaje oxidado. Cuando para desplegar un simple cambio de CSS necesitas pasar por tres entornos de pre-producción, dos comités de arquitectura y el visto bueno del CTO que está de vacaciones en Bali… apaga y vámonos al bar.
Consecuencias: de developer estrella a «picacódigo» zombie (y empresas Tech que pierden el norte)
Este drenaje constante de motivación tiene un coste brutal, tanto para el profesional tech como para la empresa:
- Para el empleado Tech: Burnout galopante (muy común en el sector), el famoso quiet quitting (hacer lo mínimo para cumplir el sprint y que no te echen en la próxima «reestructuración»), cinismo hacia la «cultura de empresa», síndrome del impostor agravado, y una fuga constante hacia startups más pequeñas y ágiles (o directamente a hacerse freelance).
- Para la empresa Tech: Baja productividad real (aunque los gráficos de Jira digan otra cosa), nula innovación disruptiva (solo se hacen «mejoras incrementales» para cumplir objetivos), un ambiente de trabajo donde prima el «cubrirse las espaldas», alta rotación de talento (los buenos y motivados son los primeros en volar), y productos mediocres o que no responden a las necesidades reales de los usuarios por falta de pasión y compromiso. Básicamente, conviertes tu ‘innovadora’ empresa tech en un cementerio de talento donde solo florecen las reuniones de retrospectiva para quejarse de lo mismo una y otra vez.

¡Hay luz al final del túnel! (o al menos, soluciones que NO son otro curso de «liderazgo ágil» impartido por alguien que no sabe lo que es un ‘Commit’)
Pero no todo es oscuridad y código legacy. Los mismos expertos que diagnostican el problema también apuntan a posibles soluciones, mucho más efectivas que instalar otra mesa de ping-pong:
- Dale SENTIDO al código y al diseño (estilo Ariely): Explica el «por qué» detrás de cada proyecto, de cada feature. Que los desarrolladores, diseñadores y QA vean el impacto real de su trabajo en los usuarios finales. ¡Que su código no muera en una rama olvidada de Git!
- Menos «Scrum Theater» y Más COOPERACIÓN funcional (estilo Graeber y Morieux): Simplifica los procesos hasta el extremo. Cuestiona cada ceremonia de Agile, cada informe de «burndown chart», cada tarea en el backlog. ¿Aporta valor real o es para alimentar la burocracia «moderna»? Fomenta la colaboración real entre equipos (Dev, Ops, Producto, UX…), con objetivos comunes y menos silos.
- MOTIVADORES de verdad para gente Tech, jefazo (estilo Herzberg): Olvídate de las camisetas con el logo de la empresa. Ofrece oportunidades reales de resolver problemas técnicos complejos, reconocimiento por soluciones elegantes y eficientes, autonomía para elegir herramientas y arquitecturas (dentro de unos límites, claro), tiempo para investigar y aprender nuevas tecnologías (¡tech talks, hackathons que sirvan para algo!), y proyectos que sean un reto intelectual. No todo es el sueldo (aunque un buen sueldo por escribir buen código ayuda, no nos engañemos), a veces un ‘joder, qué pedazo de refactor te has marcado, eres un crack’ vale más que mil tazas de café gratis.
- AUTONOMÍA y CONFIANZA (¡Deja que los devs desarrollen!): Reduce el micromanagement de los «Project Managers» que no distinguen Java de JavaScript. Confía en tus equipos técnicos para que tomen decisiones sobre cómo implementar las soluciones. Dales libertad para experimentar y proponer.
- Liderazgo técnico que PROTEGE y FACILITA, no que entorpece: Se necesitan líderes técnicos (Tech Leads, Engineering Managers) que actúen como escudos para su equipo frente a las «idas de olla» de otros departamentos, que eliminen impedimentos, que aseguren que el equipo tiene las herramientas y el conocimiento necesario, y que se lleven las culpas cuando algo sale mal, en lugar de buscar cabezas de turco.
Conclusión Gurú Tecno: empresas Tech, dejad de ser vampiros de motivación (por el bien de vuestro código… y de vuestra cuenta de resultados)
El mensaje para las empresas tecnológicas, desde las startups más cool hasta los gigantes consolidados, es alto y claro: la motivación de vuestros equipos técnicos no se compra con snacks orgánicos, puffs de colores o la última consola en la sala de descanso. Se CULTIVA día a día con una cultura de trabajo basada en el propósito, el respeto por el conocimiento técnico, la confianza, el reconocimiento del esfuerzo y la creación de un entorno donde la gente pueda hacer su mejor trabajo y seguir aprendiendo. Dejad de tratar a vuestros ingenieros, diseñadores y demás perfiles técnicos como simples «recursos» intercambiables o «picacódigos» y empezad a verlos como lo que son: profesionales altamente cualificados con cerebro, talento y la capacidad de crear cosas asombrosas si se les deja (y se les motiva correctamente).
Y para los profesionales tech que se sientan identificados con este panorama desolador: no, no siempre es culpa vuestra. Pero también está en vuestra mano buscar (o exigir, o incluso crear) entornos laborales donde se valore de verdad vuestro conocimiento, donde el trabajo tenga un impacto real y donde ir a «currar» no sea sinónimo de «quemarse».
Porque un developer motivado no solo escribe mejor código y es más productivo, ¡es que hasta disfruta corrigiendo los bugs de producción un viernes por la tarde! Y eso, queridos amigos de Gurú Tecno, no hay ‘stock options‘ que lo paguen (aunque unas buenas ‘stock options‘ y un proyecto interesante ayudan, ¡y mucho!)».
¿Te sientes identificado con este «drenaje de motivación» en el sector tech? ¿Qué crees que deberían hacer las empresas para cambiar el chip? ¡Cuéntanos tu experiencia y tu opinión en los comentarios! Y no te olvides de seguir a Gurú Tecno y nuestras redes (YouTube, Instagram, Facebook) para más verdades como puños sobre el mundo de la tecnología y el trabajo del siglo XXI.