
Desde que Elon Musk entró en la sede de Twitter con un lavabo en las manos para «dejar que se hunda la idea», su gestión de la compañía (ahora rebautizada como X) ha sido un espectáculo de caos, decisiones impulsivas y, sobre todo, despidos masivos. La pregunta que todo el mundo en Silicon Valley se hacía era: ¿cuánta gente queda realmente trabajando ahí dentro?
Pues bien, el propio Musk, en su estilo habitual de soltar bombas informativas en una simple respuesta en X, acaba de dar la cifra actualizada. Cuando un usuario comentaba que era una locura que la empresa funcionara con menos de 3.000 empleados, Musk corrigió con una sola y escalofriante palabra: «1.200». Ese es el número de soldados que quedan en pie en el ejército de la red social más polémica del planeta.
La matemática de la masacre
Para entender la magnitud de esta purga, hay que poner los números en perspectiva, y son para echarse a temblar:
- Octubre 2022 (Antes de Musk): La empresa tenía poco menos de 8.000 empleados.
- Abril 2023: En una entrevista con la BBC, Musk admitió que ya solo quedaban 1.500.
- Agosto 2025: La cifra oficial, según el CEO, es de 1.200.

La matemática es simple y brutal: Musk ha despedido o ha provocado la marcha de casi el 85% de la plantilla original. Ha cogido una gran corporación tecnológica y la ha reducido al tamaño de una startup mediana, desafiando toda lógica empresarial convencional.
Una lección (dolorosa) para Silicon Valley
Para Musk y sus defensores, esto es una lección de «eficiencia radical». Es la prueba de su teoría de que las grandes tecnológicas están hinchadas, llenas de burocracia y de empleados con roles redundantes. Su argumento es que, a pesar de la masacre, la plataforma no solo sigue funcionando, sino que, según él, está innovando a un ritmo más rápido que nunca. Aunque el propio Musk ha admitido que el proceso no es «nada divertido y, a veces, es doloroso», lo ve como una cirugía necesaria para salvar a una empresa que, en su opinión, se dirigía a la bancarrota.
La purga de Twitter es mucho más que una simple ronda de despidos. Es un experimento social y corporativo a una escala nunca vista. Ha sentado un precedente peligroso y a la vez fascinante, envalentonando a otros CEOs de Silicon Valley para realizar sus propios recortes masivos y poniendo fin a la era del «empleo para toda la vida» en la industria tecnológica.
La gran pregunta que queda en el aire es el coste real de esta «eficiencia». ¿A costa de qué? ¿De una moderación de contenido más laxa? ¿De la seguridad de la plataforma? ¿De su estabilidad a largo plazo? Solo el tiempo dirá si la jugada de Musk fue una genialidad de la gestión o el principio del fin para una de las redes sociales más influyentes de nuestra era.
¿Es Elon Musk un genio de la eficiencia o un destructor de empresas? ¿Puede una red social global funcionar con solo 1.200 personas? El debate sobre el futuro de las grandes tecnológicas está servido. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.