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Gurú Tecno

El fenómeno del ‘task masking’: cómo la generación Z finge trabajar con AirPods

marzo 12, 2025

El task masking, o enmascaramiento de tareas, se define como una estrategia que ha emergido entre la Generación Z para confrontar las realidades laborales contemporáneas. Esta práctica permite a los jóvenes profesionales aparentar estar ocupados y productivos mientras realizan actividades que pueden no estar necesariamente relacionadas con su trabajo. Utilizando gadgets como los AirPods, los individuos simulan estar inmersos en tareas laborales, creando así una ilusión de productividad para sus supervisores y compañeros.

No es ningún secreto que actualmente hay un gran debate acerca de la productividad y de la jornada laboral. Ahí está, por ejemplo, la jornada laboral de 37,5 horas semanales. Sin embargo, parece que los jóvenes han encontrado la clave para demostrar su actividad laboral sin llegar a realizarla.

Según Trading Economics, en términos de productividad laboral, España se queda muy por detrás de la media europea de 106,17 puntos registrada en 2024. De acuerdo con la CEOE, para poder alcanzar la productividad media europea, España necesitaría una jornada efectiva de 41,2 horas semanales. Según un estudio recogido por New York Post, se estima que el 36% de los trabajadores finge ser productivo, mientras que el 70% defiende que el task masking no tiene efecto alguno en sus resultados laborales.

Con el retorno a las oficinas tras la pandemia, se ha observado un aumento de esta tendencia. Muchos empleadores han reactivado políticas de trabajo presencial, lo que ha llevado a la Generación Z a adaptarse a un entorno que a menudo no se alinea con sus expectativas laborales. Esta generación, que son aquellos jóvenes nacidos a partir de 1994 y comienzos de los 2000, tienen la peculiaridad de estar familiarizados con el uso de la tecnología digital, internet y medios sociales desde una edad temprana, lo que les ha permitido desarrollar task masking.

De esta forma, los jóvenes profesionales lidian con la presión asociada a la visibilidad en el lugar de trabajo, en un momento donde la satisfacción y el equilibrio entre la vida laboral y personal son esenciales. La utilización de AirPods no solo les proporciona una barrera física, sino que también les ayuda a sumergirse en un ambiente sonoro que les favorece, evitando distracciones de su entorno inmediato.

Detrás de esta práctica, se encuentran motivaciones como la necesidad de mantener la apariencia de dedicación sin sacrificar tiempo para actividades que, aunque no son directamente productivas, contribuyen al bienestar personal. Este fenómeno no es solo un mero comportamiento evasivo; de hecho, refleja un cambio de mentalidad en el que la eficiencia se mide no solo por el tiempo dedicado a tareas específicas, sino también por la capacidad de los trabajadores para gestionar sus responsabilidades de manera creativa y efectiva, aún si esto implica disfrazar sus verdaderas actividades.

La raíz del task masking en la generación Z

Como hemos comentado, la práctica del task masking se ha vuelto cada vez más común entre los trabajadores de la generación Z. Este fenómeno puede entenderse como una respuesta a las políticas corporativas de vigilancia y control que predominan en muchos entornos laborales. Estas políticas suelen generar un ambiente de tensión, donde los empleados se sienten obligados a demostrar su productividad de manera constante, lo que a su vez puede llevar a una resistencia activa por parte de los jóvenes trabajadores.

Los testigos de esta situación comparten que, en un esfuerzo por cumplir con las expectativas laborales, se ven forzados a utilizar dispositivos como los AirPods no solo para escuchar música o pódcast, sino también como una forma de minimizar la visibilidad de su falta de actividad real. También pasa por hacer ver que se está realizando más trabajo del que realmente realizan. Esto puede implicar desde desplazarse por la oficina con un portátil bajo el brazo o hacerlo con muchos documentos y papeles en la mano, además de teclear de la manera más ruidosa que sea posible, entre otras. La presión por el presentismo —la necesidad de estar físicamente presente y conectado— se amplifica en un contexto donde las líneas entre la vida laboral y personal se desdibujan.

La pandemia de COVID-19 ha contribuido significativamente a reconfigurar las percepciones de trabajo y productividad entre los miembros de la Generación Z. Antes del confinamiento, muchos de estos jóvenes ya sentían la carga de mantener una imagen de estar siempre disponibles y comprometidos. Sin embargo, la transición a entornos de trabajo remoto, donde las métricas de evaluación se volvieron más difusas, ha permitido que algunos opten por el task masking como un mecanismo de afrontamiento. Esta situación subraya la tensión existente entre las expectativas de productividad impuestas por los empleadores y la búsqueda de un equilibrio más saludable que los empleados intentan conseguir.

La evolución hacia la productividad performativa

En el panorama laboral contemporáneo, la noción de productividad ha experimentado una transformación notable. Muchos jóvenes, han sido testigos de un cambio en la percepción del trabajo que prioriza la apariencia sobre la eficacia real. Este fenómeno, conocido como productividad performativa, se manifiesta en un comportamiento donde los empleados se sienten obligados a mostrar una imagen de ocupación constante, a menudo a expensas de su verdadero rendimiento. En un entorno donde el trabajo remoto se ha normalizado, esta tendencia ha tomado impulso, fomentando prácticas como el task masking.

Se ha popularizado en plataformas como TikTok. Estas plataformas ofrecen un espacio donde los jóvenes comparten sus experiencias y estrategias para aparentar estar ocupados, utilizando herramientas como AirPods o numerosas ventanas abiertas en sus dispositivos. La presión social y las expectativas establecidas por los demás contribuyen a que los empleados consideren que deben demostrar actividad para ser percibidos como productivos por sus superiores y colegas.

Investigaciones recientes sugieren que esta nueva cultura laboral se deriva de la fusión entre la hiperconectividad y la insatisfacción laboral. Un estudio de la Universidad de Harvard destaca que la percepción de trabajo constante, ya sea real o simulada, se ha convertido en un estándar de éxito. Asimismo, los artículos en medios especializados han analizado cómo este comportamiento no solo afecta el bienestar general de los empleados, sino que también perpetúa un ciclo de agotamiento y desmotivación. La búsqueda de la apariencia, en vez del rendimiento genuino, plantea desafíos considerables para el futuro del trabajo, creando un dilema que requiere atención urgente por parte de empleadores y empleados.

Consecuencias y futuro del task masking

Para los trabajadores, esta estrategia puede conducir a un aumento en el estrés y la ansiedad. La presión por aparentar una productividad constante puede resultar en un desgaste emocional, produciendo una desconexión entre el bienestar personal y las expectativas laborales. En este contexto, la salud mental de los empleados podría deteriorarse a medida que se vean obligados a mantener esta fachada en un ambiente laboral cada vez más competitivo.

Por otro lado, las empresas también se enfrentan a serias implicaciones derivadas del task masking. La cultura organizativa puede verse socavada, ya que esta práctica tiende a fomentar un ambiente de desconfianza. Los gerentes podrían experimentar dificultades al evaluar el verdadero rendimiento de sus equipos, lo que podría desencadenar decisiones erróneas basadas en una percepción distorsionada de la productividad. Asimismo, si los empleados no se sienten capaces de rendir de manera auténtica, el compromiso y la motivación dentro del equipo podrían caer en picado, obstaculizando el crecimiento empresarial a largo plazo.

En respuesta a este fenómeno, las organizaciones deberán replantearse sus políticas y prácticas laborales. La implementación de estrategias que promuevan la autenticidad y la transparencia podría ser crucial. Fomentar un entorno donde se valore el equilibrio entre la vida laboral y personal, así como garantizar la salud mental de los trabajadores, puede ser fundamental para erradicar el task masking. Proyectos que incentiven la colaboración genuina, así como la evaluación del rendimiento basado en resultados reales, podrían resultar en una mejora no solo en el bienestar de los empleados, sino también en la productividad y éxito organizacional en el futuro.

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