
La nueva sección «Características» en la configuración de la app de ChatGPT no es una mejora técnica; es una admisión de derrota en el campo de la alineación conductual. OpenAI ha introducido cuatro nuevos deslizadores que se suman a las opciones de «Estilo y tono base» de noviembre.
Los nuevos faders de la simulación social
Desglosemos las herramientas que OpenAI nos ha dado para microgestionar las emociones sintéticas de nuestro asistente:
- Calidez (Warmth): ¿Quieres un trato profesional y frío como el acero («Menos») o prefieres que la IA intente ser tu colega del alma («Más»)? La opción predeterminada busca un punto medio que, honestamente, suele fallar.
- Entusiasmo (Enthusiasm): Este es mi favorito. Puedes configurar a ChatGPT para que sea neutro y calmado («Menos») o para que responda con una energía y emoción digna de un animador de fiestas infantiles puesto de azúcar («Más»). Básicamente, un interruptor de «intensidad».
- Encabezados y listas: Para los que odian leer párrafos. Puedes forzar a la IA a estructurar todo con viñetas («Más») o pedirle que se explaye en bloques de texto («Menos»).
- Emojis: El toque final de la decadencia comunicativa. ¿Quieres un muro de texto serio o un festival de caritas sonrientes y berenjenas? Tú decides el nivel de saturación gráfica.
El trasfondo: La adicción a la adulación digital
¿Por qué demonios necesitamos esto? Porque los usuarios lloraron cuando GPT-5 intentó ser objetivo. La actualización llega para «paliar los efectos de tono sicofante de ChatGPT» que se intentaron corregir en verano. Resulta que, al eliminar la personalidad basada en la adulación al usuario, se produjo un rechazo masivo.
OpenAI recibió un aluvión de críticas porque miles de usuarios echaban de menos al GPT-4o, un modelo que, seamos sinceros, estaba diseñado para decirnos lo listos y guapos que somos a la mínima oportunidad. La empresa tuvo que recular y ahora, en lugar de arreglar el modelo base, nos da herramientas para romperlo a nuestro gusto.

El «patrón oscuro» de la IA
Esto no es solo una cuestión de gustos. Académicos y críticos señalan que la tendencia de los chatbots a elogiar y afirmar ciegamente las creencias del usuario es un «patrón oscuro». Es una técnica de manipulación diseñada para crear un comportamiento adictivo, validando constantemente nuestro ego para que no dejemos de usar la app, algo que puede tener efectos negativos reales en la salud mental. Al darnos un botón de «Entusiasmo», OpenAI esencialmente nos está dando acceso directo a nuestro propio dispensador de dopamina digital.
Y ojo, que esto es solo el aperitivo antes de que llegue el cacareado «modo adulto» en el primer trimestre de 2026. Tiemblo de pensar en la combinación del deslizador de «Entusiasmo al máximo» con el «modo adulto».
La opinión final del Gurú
Esta actualización no es un avance; es un síntoma de un problema fundamental en la IA generativa actual. OpenAI no logra crear una inteligencia artificial con una personalidad equilibrada, útil y no intrusiva. En su lugar, están gamificando la interacción.
Al darnos estos controles, OpenAI externaliza el problema de la alineación. Si ChatGPT es insoportable, ahora es tu culpa por no haber configurado bien los deslizadores. Es una maniobra brillante de relaciones públicas: convertir una deficiencia técnica del modelo (su incapacidad para entender el contexto social sin ser un pelota o un robot soso) en una «característica de personalización».
El peligro real es que nos acostumbremos a interacciones donde el interlocutor está configurado a medida para validar nuestras opiniones con el máximo entusiasmo y calidez, sin una pizca de pensamiento crítico. ChatGPT se está convirtiendo en el espejo mágico de Blancanieves, y nosotros somos la Reina Malvada preguntando quién es la más guapa del reino, con un dial para subir el volumen de la respuesta afirmativa. Patético, pero tremendamente rentable.
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