
Ayer tarde asistimos al evento más importante del año en el mundo de la tecnología, la presentación de los nuevos iPhone 17. Hemos visto hardware espectacular, diseños refinados y precios que, como siempre, invitan al debate. Pero en medio de todo el brillo del titanio y de los megapíxeles, ha habido una ausencia. Un silencio tan atronador que define el estado actual de la compañía más rica del mundo: la Inteligencia Artificial.
Mientras Google ha convertido a Gemini en el corazón y el alma de sus nuevos Pixel 10, Apple ha presentado un iPhone 17 que, en el apartado de la IA, se siente como un móvil de 2022. Es la crónica de una derrota, la prueba de que Apple, por primera vez en mucho tiempo, ha perdido el tren de la mayor revolución tecnológica de nuestra era.
‘Apple Intelligence’: la revolución que nunca llega
Recordemos el Google I/O de mayo: Sundar Pichai, el CEO de Google, pronunció la palabra «IA» 135 veces. En la Keynote de Apple, la IA ha sido poco más que una nota a pie de página. La gran promesa, Apple Intelligence, esa plataforma que iba a revolucionarlo todo, sigue siendo un fantasma. Anunciada con retraso, y ahora pospuesta en sus funciones más importantes hasta 2026, la IA de Apple es, a día de hoy, poco más que humo.
La única novedad tangible, y hay que reconocer que es espectacular, es la función de traducción simultánea en los nuevos AirPods Pro 3. Pero es una isla de innovación en un océano de estancamiento.

Siri: la víctima de un desarrollo caótico
El mayor perjudicado de este parálisis es, cómo no, Siri. El que una vez fue el pionero de los asistentes de voz es hoy una reliquia, un chiste en comparación con la potencia y la versatilidad de Gemini. El proyecto para reinventar a Siri con una IA de verdad está siendo, según todas las filtraciones, un auténtico caos interno, con guerras de poder, fuga de talento y una incapacidad para definir una estrategia clara.
Mientras tanto, Google ya ha integrado a Gemini hasta en la sopa: en la búsqueda, en Gmail, en la edición de fotos… ha creado un ecosistema de IA que funciona, que es útil y que, lo más importante, ya está en manos de millones de usuarios. Apple, simplemente, no está en esa conversación.
El as en la manga (o la excusa): la privacidad
La gran defensa de Apple, su argumento para justificar este retraso, es la privacidad. Prometen que Apple Intelligence se ejecutará, en gran medida, en el propio dispositivo, gracias a la potencia de chips como el nuevo A19 Pro, y que los datos que viajen a la nube lo harán a una «nube privada» ultra segura.
Es una estrategia noble, sí. Pero plantea dos preguntas incómodas. La primera, si sus modelos, tanto los locales como los de la nube, podrán competir en potencia con los gigantescos modelos fundacionales de Google u OpenAI. Y la segunda, si a los usuarios de a pie, en la práctica, les importará más esa promesa de privacidad que tener una IA que de verdad sea útil y les solucione la vida.

El veredicto del Gurú: un gigante dormido
El lanzamiento del iPhone 17 es la prueba definitiva de que Apple se ha dormido en los laureles. Han creado un hardware espectacular, un castillo inexpugnable. Pero el castillo está vacío. Les falta el software, la inteligencia que dé sentido a tanto poder.
Llegan, como mínimo, un año tarde a la fiesta de la IA generativa. Y en esta industria, un año es una eternidad. Tienen el dinero, el talento y el ecosistema para recuperarse, sí. Pero por primera vez en la era del smartphone, Apple ha dejado de marcar el ritmo. Se ha convertido en un seguidor. Y para una compañía que ha construido su leyenda sobre la innovación, esa es la derrota más humillante de todas.
¿Crees que la apuesta de Apple por la privacidad será suficiente para ganar la guerra de la IA? ¿O han perdido una oportunidad de oro? El debate está servido. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.