
En un mundo de superdeportivos híbridos y silenciosos eléctricos, donde cada lanzamiento viene acompañado de la palabra «sostenibilidad», a veces la industria nos regala un último y glorioso acto de rebeldía. Un canto del cisne. Una orgía de gasolina, fuego y ruido que nos recuerda por qué nos enamoramos de los coches en primer lugar.
Y ese acto de rebeldía tiene nombre: Mercedes-AMG GT2 Edition W16. No es un coche de calle. Es una bestia nacida por y para el circuito, el coche de carreras para clientes más potente que AMG ha construido jamás. Y su mayor genialidad, su mayor insulto a la era moderna, es que sus 818 caballos nacen de un V8 biturbo puro y duro, sin un solo voltio de ayuda eléctrica.
Un V8 sin cadenas: la magia del ‘Push2Pass’ y el DRS
Los ingenieros de Affalterbach han cogido su legendario motor V8 biturbo de 4.0 litros y lo han liberado de todas las ataduras de las regulaciones. El resultado: 818 CV y 1.000 Nm de par. Una salvajada. Y por si fuera poco, han instalado dos botones mágicos en el volante:
- Push2Pass: Al pulsarlo, la presión de los turbos aumenta temporalmente para darte un chute extra de 98 CV, perfecto para adelantar en una recta.
- DRS (Drag Reduction System): Como en la Fórmula 1, el alerón trasero se aplana para reducir la resistencia al aire y alcanzar una velocidad punta de más de 320 km/h.
A toda esta potencia se le suma una dieta radical. Gracias al uso masivo de fibra de carbono y a unas espectaculares llantas de magnesio de 18 pulgadas, el peso en vacío se queda en solo 1.430 kg.
Un juguete de casi 700.000 euros para 30 afortunados
El Mercedes-AMG GT2 Edition W16 no es un coche. Es una experiencia. Es un capricho de 679.000 euros diseñado para un club ultra exclusivo de 30 personas en todo el mundo. Es la máxima expresión de lo que es capaz de hacer un motor de combustión cuando se le libera de todas sus cadenas.

Es, probablemente, uno de los últimos grandes monstruos puramente de gasolina que veremos nacer. Es el canto del cisne de una era. Un homenaje glorioso y atronador al motor V8. Y aunque el futuro sea eléctrico, es imposible no esbozar una sonrisa al ver que, en algún lugar de Alemania, todavía hay un grupo de ingenieros locos dedicados a crear bestias como esta.
¿Crees que los superdeportivos de combustión pura tienen los días contados? ¿Pagarías una fortuna por un coche exclusivo para circuito? El debate sobre el futuro de la alta competición está servido. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.