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Zuckerberg entierra el Metaverso y declara la guerra por la Superinteligencia: 15.000 millones y un ‘superequipo’ para aplastar a OpenAI

junio 13, 2025

A rey muerto, rey puesto. El Metaverso, ese juguete caro y torpe de Mark Zuckerberg, ya es historia. El CEO de Meta tiene una nueva obsesión, una mucho más grande, más cara y más peligrosa: alcanzar la Inteligencia Artificial General (AGI) antes que nadie. Y para conseguir su nuevo capricho, está dispuesto a quemar una fortuna y a pactar con el diablo si hace falta.

La historia se repite. Un Zuckerberg herido en su orgullo, esta vez por el rendimiento decepcionante de sus modelos Llama 4 frente a la competencia, ha vuelto a entrar en «modo fundador». Y eso, en el diccionario de Zuck, significa chequera infinita, control absoluto y una ambición que roza la megalomanía.

El fichaje galáctico y la chequera sin fondo

La primera jugada de esta nueva partida es un órdago a la grande. Según informan The New York Times y Bloomberg, Meta está dispuesta a poner sobre la mesa 15.000 millones de dólares para hacerse con el 49% de Scale AI, una de las startups de IA más potentes (y polémicas) del momento.

La operación no solo busca tecnología, busca talento. El objetivo es fichar a su CEO, Alexandr Wang, un joven prodigio de 28 años que ya es el contratista favorito del Departamento de Defensa de EE.UU. y cuya empresa ha sido acusada de explotar a trabajadores en el extranjero. Un currículum «interesante» que a Zuckerberg parece importarle poco si le ayuda a ganar.

El «grupo de Superinteligencia»: el ejército privado de Zuck

Pero la cosa no acaba ahí. El dinero es solo una parte. Zuckerberg está montando personalmente un «superequipo», un grupo de élite con una única misión: construir la AGI. Se habla de un equipo de hasta 50 de los mejores investigadores y desarrolladores del mundo, trabajando en un espacio blindado y secreto, justo al lado del escritorio del propio Zuck en Menlo Park para que pueda supervisar sus avances a diario.

Y los fichajes ya han empezado. Además de Wang, se da por hecho el de Jack Rae, uno de los investigadores más importantes de Google DeepMind, robado directamente a uno de sus mayores rivales. Esto no es una competición sana, es una declaración de guerra.

La carrera más peligrosa del siglo XXI

Zuckerberg no está solo en esta locura. Sam Altman y OpenAI también creen saber cómo alcanzar la AGI. Lo que tenemos es a dos de los hombres más poderosos del planeta, con recursos casi ilimitados y egos heridos, compitiendo por ser los primeros en crear una inteligencia superior a la humana.

Muchos expertos ya avisan: esta prisa, esta obsesión por ganar sin importar el coste, puede tener consecuencias catastróficas en materia de seguridad. Están jugando a ser dioses, y el resto de la humanidad somos los sujetos de su experimento.

Conclusión del Gurú: el ego como motor de la historia

El Metaverso fue un capricho. La AGI es una obsesión. Zuckerberg, despechado por ver cómo OpenAI y Google le adelantaban, ha decidido que no volverá a quedarse atrás. Su plan es una demostración de poderío, una mezcla de brillantez estratégica y arrogancia desmedida.

Estamos asistiendo en tiempo real a la creación de un proyecto que podría cambiar el destino de la humanidad, y todo ello impulsado por el ego de un hombre que no soporta perder. La pregunta es inevitable: ¿estamos ante un visionario que acelerará el progreso o ante un megalómano peligroso que nos arrastra a todos en su carrera suicida?

¿Crees que Zuckerberg logrará su objetivo? ¿Son estos «superequipos» la solución o el principio de un problema mayor? ¡El debate está servido en los comentarios!

Mañana, cuando te despiertes, esta guerra ya habrá avanzado. Para no perderte nada, síguenos en YouTube, Instagram y Facebook.

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