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La genialidad más INÚTIL que verás hoy: un youtuber fabrica un disquete funcional desde cero (y es una proeza de la ingeniería)

agosto 14, 2025

Pregúntale a cualquier persona menor de 20 años qué es un disquete y probablemente te mirará como si le estuvieras hablando en arameo. Ese pequeño cuadrado de plástico, el icono de «guardar» que ha sobrevivido a su propio formato, es una reliquia de una era tecnológica pasada, un fósil digital que apenas podía almacenar un par de fotos de bajísima resolución.

Pero en el maravilloso universo de YouTube hay gente para todo. Y el youtuber polymatt, en un alarde de genialidad, paciencia y, seamos sinceros, de tener bastante tiempo libre, ha decidido no solo usar un disquete, sino fabricar uno completamente funcional desde cero. Y el proceso es una clase magistral de ingeniería inversa y química de garaje.

Desmontando el mito: la anatomía de un disquete

Esto no ha sido una manualidad con cartón y pegamento. Para resucitar este dinosaurio, polymatt ha desplegado un arsenal de herramientas del siglo XXI. Primero, como un buen forense, desmontó un disquete comercial para estudiar su anatomía y entender cada componente. A partir de ahí, empezó la reconstrucción.

La carcasa exterior, en lugar de plástico barato, la fabricó en aluminio usando un fresado CNC de precisión. El disco flexible interior, el corazón del sistema, lo cortó con un láser de 5 vatios a partir de una película de PET, y luego lo aplanó con calor usando una impresora 3D.

La ‘cocina’ del magnetismo: la verdadera brujería

Pero la verdadera magia negra del proyecto, el paso más crítico y complejo, fue crear el recubrimiento magnético. Es la «salsa secreta» que permite almacenar los unos y ceros. Y la receta es digna de un alquimista: una mezcla precisa de polvo de óxido de hierro, alcohol polivinílico (PVA), alcohol isopropílico, glicerol y un surfactante.

Tras múltiples pruebas y ajustes, consiguió aplicar una capa uniforme de 5 a 6 micras de grosor. Y, como en todo buen proyecto de ingeniería, se topó con un problema: al meterlo en la disquetera, el recubrimiento se desprendía al alcanzar las 300 RPM (revoluciones por minuto). ¿La solución? Pura ciencia de materiales: pulió la superficie del disco de PET y le aplicó un tratamiento térmico para mejorar la adhesión.

Una proeza inútil pero maravillosa

Al final, después de todo este proceso demencial, el disquete «casero» funcionó. La disquetera lo reconoció y fue capaz de almacenar y leer pequeñas cantidades de datos. ¿Es práctico? No. ¿Es útil? Para nada. ¿Es una de las proezas de la cultura maker más geniales y educativas que hemos visto en mucho tiempo? Absolutamente SÍ. Este proyecto no va de almacenar datos. Va de entender la tecnología que damos por sentada. Es un recordatorio de la increíble complejidad que se esconde incluso en los objetos más mundanos de nuestro pasado tecnológico. Es un homenaje a la ingeniería, a la curiosidad y al glorioso placer de hacer algo increíblemente difícil solo porque, bueno, puedes.

¿Cuál es el proyecto retro-tecnológico más loco que has visto o intentado? ¿Hay alguna tecnología del pasado que te gustaría ver resucitada? El debate sobre la belleza de la tecnología «obsoleta» está abierto. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.

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