
El Volkswagen ID. Buzz nació para conquistar corazones. Era la reencarnación eléctrica del mítico Microbus T1, con ese aire retro irresistible y una promesa clara: “revivir el espíritu hippie con cero emisiones”. Pero el sueño se ha estrellado contra la dura realidad del mercado.
Producción parada y ventas bajo mínimos
Según Automotive News Europe, Volkswagen detendrá la producción del ID. Buzz y del Multivan en la planta de Hannover entre el 20 y el 24 de octubre de 2025. La marca lo justifica diciendo que busca “adaptar la producción al cambiante entorno del mercado”. Traducción: las ventas son un desastre.
Cuando se lanzó el modelo, Volkswagen prometió fabricar 130.000 unidades al año. Dos años después, el balance es patético: apenas 30.000 unidades vendidas a nivel mundial. Un golpe durísimo para un vehículo que debía ser el buque insignia eléctrico de la marca.
El error de Volkswagen: lujo sin sentido
El ID. Buzz tiene una gran virtud: su diseño. Es un vehículo encantador, espacioso, con una experiencia de conducción muy lograda. Pero ahí se acaban las buenas noticias.
Su autonomía es de las más bajas del segmento, su precio inicial en EE. UU. ronda los 61.500 dólares (unos 58.000 euros) y las versiones más equipadas rozan los 70.000 dólares.
¿Una furgoneta eléctrica de más de 70.000 pavos? Ni nostalgia ni amor por el diseño justifican semejante golpe al bolsillo.
Y eso es precisamente lo que mató al Buzz: Volkswagen olvidó que el T1 original era popular porque era accesible. En su intento por “premiumizar” su gama, terminó convirtiendo un símbolo del pueblo en un capricho para ricos.

Contexto: crisis del coche eléctrico europeo
La caída del ID. Buzz no es un caso aislado. Europa está viendo una ralentización brutal en las ventas de eléctricos, mientras que los fabricantes chinos (BYD, NIO, XPeng…) llegan con modelos más baratos y con mejor autonomía. Volkswagen, mientras tanto, recorta costes y reduce horas de trabajo en Alemania para intentar contener la sangría.
La competencia no espera
El Kia PV5, su rival más directo, está a punto de lanzarse y promete mayor autonomía, más espacio y un precio más competitivo. Volkswagen puede reforzar su marketing y ofrecer incentivos, pero el daño está hecho: el ID. Buzz no logró conectar con el mercado.
Conclusión Gurú Tecno
Volkswagen quiso vender nostalgia envuelta en baterías, pero se olvidó del detalle más importante: el consumidor tech no compra humo. El ID. Buzz prometía revolución y terminó siendo otro juguete caro con poca autonomía y mucho marketing.
Mientras los chinos dominan la relación calidad-precio y Tesla sigue marcando el ritmo tecnológico, Volkswagen sigue peleando con su software, su burocracia y su arrogancia corporativa.
El Buzz no se estrelló por ser eléctrico, sino por ser un producto mal planteado en una era en la que los datos, la autonomía y la eficiencia pesan más que los logos y la nostalgia.
En un mundo dominado por innovación real, el ID. Buzz representa lo contrario: una idea brillante con una ejecución del siglo pasado. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.