
Se acabaron los secretos en Seúl. A pocas semanas del próximo gran evento Unpacked, donde los plegables serán los reyes, se ha abierto la veda con una filtración masiva que nos muestra en todo su esplendor la futura familia de relojes Samsung Galaxy Watch 8. Y la estrategia de este año se puede resumir en una palabra: unificación. Samsung ha decidido que la estética ‘Squircle’ (esa mezcla entre cuadrado y círculo) que estrenó su modelo Ultra el año pasado ha venido para quedarse, y ahora se la va a calzar a toda la gama.
La filtración, cortesía de Android Headlines, muestra lo que parecen imágenes de marketing oficiales de los tres modelos que compondrán la alineación de este año. Sí, tres. Porque además del modelo base y el Ultra, Samsung recupera del cajón a un viejo conocido muy querido: el Galaxy Watch 8 Classic. Una decisión valiente que busca crear una identidad de marca reconocible al instante, pero que corre el riesgo de caer en un aburrido «café para todos» y decepcionar a los puristas del diseño redondo.
La «ultranización» del ecosistema: análisis del nuevo diseño
La decisión de Samsung de aplicar el lenguaje de diseño del Ultra a toda la gama es una jugada estratégica con un doble filo. Por un lado, busca crear una identidad visual potente, algo que le permita competir con la silueta instantáneamente reconocible del Apple Watch. Quieren que veas esa forma en la muñeca de alguien y pienses «Galaxy Watch». Es una apuesta por la marca. Por otro lado, sacrifica la diversidad que ofrecía hasta ahora.

Analicemos modelo por modelo según lo que vemos en las imágenes filtradas:
- Galaxy Watch 8 Ultra: Aquí Samsung ha aplicado la ley del mínimo esfuerzo. Parece prácticamente un calco de la generación anterior. La única diferencia apreciable a simple vista es el cambio de color de los detalles y la correa principal, que pasan del naranja característico a un tono azul más sobrio. Es un «si funciona, no lo toques» que roza la pereza, confiando en que el hardware interno justifique el cambio.
- Galaxy Watch 8 Classic: Este es, potencialmente, el bombazo de la familia. Combina la nueva caja ‘Squircle’ con el elemento más amado por los fans veteranos: la corona giratoria física. Este híbrido podría ser la fórmula ganadora, ofreciendo una estética moderna y robusta sin renunciar a la funcionalidad y el tacto satisfactorio del bisel. Es, sobre el papel, lo mejor de ambos mundos.
- Galaxy Watch 8 (Base): Y aquí llegan las dudas. El modelo base, el que debería ser el superventas, se presenta en las filtraciones con un diseño extraño, a medio camino entre sus dos hermanos mayores. Sin la elegancia del bisel giratorio y sin la contundencia del Ultra, la imagen filtrada lo muestra como un «quiero y no puedo» con unos marcos de pantalla anchos y una apariencia general que, siendo honestos, no resulta muy favorecedora. Habrá que esperar a tenerlo en la mano, pero las primeras impresiones lo colocan como el posible «patito feo» de la familia.

Lo que las imágenes no cuentan (y lo que esperamos de verdad)
Esta filtración es una clase magistral de diseño, pero nos deja con la miel en los labios en cuanto a las especificaciones técnicas. Aquí es donde Samsung debe poner toda la carne en el asador para justificar la nueva generación.
Como expertos, esperamos ver la implementación del nuevo procesador Exynos W1000 (o como decidan llamarlo), que debería estar construido en un proceso de 3 nanómetros para una mejora sustancial en eficiencia energética y, por tanto, en duración de batería. Este sigue siendo el talón de Aquiles de la mayoría de relojes Wear OS, y cualquier avance aquí será la verdadera noticia.

Además, esperamos nuevos sensores o mejoras en los algoritmos de medición de salud. Si bien el sueño del glucómetro no invasivo parece aún lejano, sí podríamos ver avances en la medición de la temperatura corporal o nuevas métricas de sueño y estrés impulsadas por la IA de Samsung. Todo ello corriendo sobre la nueva versión de Wear OS, que debería aportar mejoras de rendimiento y nuevas funciones.
Conclusión del Gurú: una apuesta por la identidad con un riesgo calculado
Samsung ha puesto sus cartas sobre la mesa. La estrategia es clara: crear una familia de relojes con una identidad visual fuerte y unificada, sacrificando la tradicional forma redonda que tantos fans tenía. Es una jugada audaz para solidificar su marca.
El éxito de esta nueva generación dependerá de dos factores clave: primero, si el modelo Classic logra capturar a los usuarios que quieren la funcionalidad del bisel en el nuevo cuerpo. Y segundo, y más importante, si las mejoras internas en procesador y batería son lo suficientemente significativas como para que el continuismo del modelo Ultra y el extraño diseño del modelo base queden en un segundo plano. La guerra de los smartwatches se pone más interesante que nunca.
¿Qué te parece este nuevo diseño unificado? ¿Acierta Samsung al abandonar la forma redonda en su modelo base? ¿Crees que el Classic será el verdadero superventas? ¡La batalla de opiniones empieza en los comentarios!
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