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Porsche comete el sacrilegio definitivo: el nuevo 911 Turbo S será híbrido

agosto 3, 2025

Hay nombres sagrados en el panteón del motor. Y en la cima, grabado en oro y bañado en gasolina de 98 octanos, está «911 Turbo S». Durante décadas ha sido el pináculo de la ingeniería alemana, el equilibrio perfecto entre la brutalidad de un superdeportivo y la usabilidad de un coche para el día a día.

Pues bien, agarraos fuerte al volante. El CEO de Porsche, Oliver Blume, lo ha confirmado: el próximo 911 Turbo S (generación 992.2), que debutará a finales de este año, será un híbrido.

La herejía eléctrica: ¿Por qué?

Antes de que los puristas empecéis a quemar vuestras gorras de Porsche, calmémonos. No le están metiendo el motor de un Prius para ahorrar gasolina. Esto es una hibridación enfocada al rendimiento más salvaje y visceral. La idea es usar el motor eléctrico para rellenar los huecos del turbo, ofrecer un par motor instantáneo que te parta el cuello y conseguir unas cifras de aceleración que rocen lo ilegal.

Y no es una batería cualquiera. Porsche está tirando de su propia tecnología, invirtiendo hasta el fondo en su subsidiaria V4Smart (antes V4Drive, propiedad de Varta), de la que ahora son dueños. Son las mismas baterías cilíndricas de alto rendimiento que ya han estrenado en el nuevo 911 GTS, demostrando que van en serio con su propia carrera armamentística de electrificación.

El enemigo en casa: la báscula

Pero la electricidad tiene un precio. Y no hablo de dinero, hablo de kilos. La física es implacable: las baterías y los motores eléctricos pesan. Y el peso es el enemigo mortal de un deportivo ágil.

El actual 911 Turbo S ya es una bestia de 640 caballos y 800 Nm de par. Para justificar la hibridación, el nuevo modelo tendrá que superar esas cifras con creces. Pero, ¿de qué sirve tener 750 CV si le has metido 100 kg extra de grasa? El nuevo GTS ya engordó 47 kg con su sistema híbrido. El Turbo S, con un sistema previsiblemente más potente, engordará aún más.

El verdadero milagro de la ingeniería para Porsche no será cuántos caballos consiguen sacar de esta bestia híbrida. El verdadero reto será cuántos de esos kilos extra consiguen eliminar del resto del coche para que la sensación de conducción siga siendo la de un 911 y no la de un yate de lujo con ruedas.

El veredicto del Gurú: el futuro es inevitable

El 911 Turbo S híbrido es el fin de una era y el comienzo de otra. Es Porsche admitiendo que, para alcanzar el siguiente nivel de rendimiento que exige el mercado, ya no basta con la gasolina. Necesitan el chute instantáneo de los electrones.

La pregunta ya no es si será rápido. Será un misil tierra-tierra. La pregunta es si, con todo ese peso extra, seguirá sintiéndose como un 911. Si seguirá siendo el bisturí de las carreteras o se convertirá en un mazo pesado.

Con los 718 Cayman y Boxster de combustión muriendo este octubre para renacer como eléctricos puros y un Cayenne eléctrico debutando este año, la electrificación de Porsche es imparable. El Turbo S es, simplemente, la joya de la corona que cae en la marmita eléctrica.

¿Es una evolución necesaria o una traición a la pureza del 911? ¿Compensa la potencia extra el inevitable aumento de peso? Queremos leer vuestra opinión de puristas en los comentarios y en nuestras redes. ¡Únete al debate en Instagram, Facebook y YouTube!

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