
Olvida la competencia. Olvida la carrera. El juego ha terminado. OpenAI, la casa madre de ChatGPT, acaba de cerrar una ronda de financiación de más de 8.000 millones de dólares, catapultando su valoración a la estratosférica, casi pornográfica, cifra de 300.000 millones de dólares.
No es una startup. Es un estado-nación con su propio PIB. Y el resto del sector de la Inteligencia Artificial se ha quedado oficialmente para barrer las migajas.
El círculo de poder: todo el dinero del planeta en un solo sitio
¿Y quién ha firmado este cheque en blanco que redefine el poder en Silicon Valley? Básicamente, todo el dinero del planeta. La lista de inversores es un «quién es quién» de la élite financiera mundial. Desde gigantes del capital privado como Blackstone y TPG hasta los reyes del capital riesgo como Sequoia Capital, Andreessen Horowitz y Tiger Global.
Es el establishment financiero global arrodillándose y apostando todo al caballo ganador. La firma Dragoneer Investment Group lideró la carga con una inversión de 2.800 millones de dólares, una de las mayores de la historia.
La máquina de imprimir billetes
No están quemando dinero, lo están imprimiendo a una velocidad que asusta. El motivo de esta lluvia de billetes es que el negocio de OpenAI está desatado:
- Ingresos anuales recurrentes: Han saltado de 10.000 millones en junio a 13.000 millones ahora mismo.
- Previsión para fin de año: Superar los 20.000 millones.
- Clientes empresariales: Han pasado de 3 a 5 millones de empresas pagando por ChatGPT en solo unos meses.
Es una curva de crecimiento que no parece una curva, parece una puta pared vertical.

La paliza a la competencia: la masacre del mercado
Para que entiendas la escala de esta aniquilación financiera, pongamos las valoraciones en perspectiva:
- OpenAI: 300.000 millones de dólares.
- Anthropic (su rival más cercano): 150.000 millones.
- xAI (el juguete de Musk): 50.000 millones.
- Databricks: 62.000 millones.
OpenAI no solo lidera, sino que vale prácticamente lo mismo que todos sus principales rivales juntos. No es una competición, es una humillación.
El veredicto del Gurú: el nacimiento de un monopolio
Esta ronda de financiación no es para «crecer». Es para matar. Es para construir un foso tan grande y profundo, lleno de las mejores GPUs y los cerebros más brillantes del planeta, que nadie pueda volver a acercarse.
La compañía es ahora tan gigantesca que, según el New York Times, se encuentra en «delicadas negociaciones» con su propio creador/socio, Microsoft, para poder convertirse en una empresa rentable y preparar una futura salida a bolsa. Es el monstruo de Frankenstein discutiendo los términos de su independencia con su doctor.
La IA prometía un futuro de innovación descentralizada. La realidad es que estamos asistiendo en directo al nacimiento del monopolio más potente y, quizás, más peligroso de la historia de la tecnología. Y todos los ricos del mundo acaban de comprar una acción preferente.
¿Es este el fin de la competencia en la IA? ¿Se ha convertido OpenAI en un poder demasiado grande para ser controlado? El debate que definirá nuestro futuro está en los comentarios y en nuestras redes. Únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.