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La guerra de Andalucía contra el papeleo: crean su propio ‘ChatGPT’ para que un trámite de 2 años se haga en 15 días (¿Realidad o fantasmada?)

junio 18, 2025

Cualquier español que haya tenido que enfrentarse a la Administración Pública conoce el trauma: el papeleo infinito, los plazos eternos, el «vuelva usted mañana». Es una batalla perdida contra una bestia burocrática que parece inmortal. Pero ahora, desde Andalucía, llega un intento de darle caza con la artillería más avanzada del momento: una inteligencia artificial generativa propia, exclusiva para sus 240.000 funcionarios. Su nombre es JuntaGPT.

La promesa, lanzada a bombo y platillo por el consejero Antonio Sanz, es tan ambiciosa que roza la ciencia ficción: conseguir que los expedientes que antes tardaban dos años en resolverse, ahora estén listos en quince días. Una afirmación que suena a milagro o a «fantasmada» política. En Gurú Tecno, hemos analizado la tecnología que hay detrás (spoiler: no es de OpenAI) para ver si estamos ante una verdadera revolución o ante una capa de pintura digital sobre un sistema arcaico.

Anatomía de JuntaGPT: un cerebro de Google en un superordenador andaluz

Lo primero y más importante: que el nombre «GPT» no te engañe. Esto no tiene nada que ver con el ChatGPT de OpenAI. De hecho, la elección tecnológica de la Junta de Andalucía es mucho más inteligente y estratégica.

El desglose técnico:

  • El modelo (el cerebro): JuntaGPT corre sobre Gemma 3, un modelo de lenguaje de 27.000 millones de parámetros desarrollado por Google. La clave aquí es que Gemma es libre y de código abierto. Esto permite a la Junta dos cosas cruciales:
    1. Soberanía y privacidad: Pueden instalar y ejecutar el modelo en sus propios sistemas sin enviar ni un solo dato a servidores de empresas estadounidenses. La información de los andaluces se queda en Andalucía.
    2. Personalización extrema: Pueden re-entrenar y ajustar el modelo específicamente con el corpus legislativo andaluz, normativas internas y procedimientos. El resultado es una IA experta en la burocracia andaluza, no una IA generalista.
  • El hardware (el músculo): Todo esto no corre en un servidor cualquiera, sino en el superordenador Hércules, una de las infraestructuras de computación más potentes de España. Esto garantiza respuestas en menos de 300 milisegundos.

Las funciones son las que se esperan de un asistente de este calibre: redactar correos oficiales, resumir documentos de cientos de páginas, elaborar esquemas y, sobre todo, resolver consultas sobre más de 400 procedimientos administrativos.

La Promesa vs. La Realidad: ¿De verdad se puede pasar de 2 años a 15 días?

Seamos directos: la promesa, tal y como está formulada, es una hipérbole política, una «fantasmada» de manual. Y aquí va el porqué.

Análisis del Gurú: Una IA como JuntaGPT es una herramienta de productividad salvaje. Puede acelerar de forma exponencial la parte del trabajo que consiste en procesar información. Un funcionario puede resumir un Boletín Oficial de 200 páginas en 10 segundos en lugar de en 4 horas. Puede redactar el borrador de una resolución en 30 segundos en lugar de en 30 minutos. Puede encontrar el artículo exacto de una ley olvidada al instante. Esto, por sí solo, puede recortar meses de trabajo en un expediente complejo.

Pero la IA no puede hacer el trabajo que ralentiza de verdad la burocracia:

  • JuntaGPT puede hacer el trabajo en segundos, pero no puede acelerar la sagrada cadena de validaciones digitales; esa procesión de firmas que va desde el jefe de área hasta el director general, y que es donde los expedientes entran en un agujero negro de esperas y reuniones.
  • No puede evitar que un expediente tenga que pasar por cinco departamentos diferentes para su validación secuencial.
  • No puede disolver el ‘tiempo geológico’ de las negociaciones sindicales, donde pactar una simple resolución o analizar una oferta de empleo público con el objetivo de convocar un nuevo procedimiento de oposiciones se convierte en una maratón de reuniones cuyo único resultado garantizado es otra mesa técnica.
  • No puede acelerar la decisión de un comité político.
  • No puede sustituir el garabato digital final del alto cargo de turno, que es donde reside el verdadero poder y, a menudo, el verdadero cuello de botella.
  • No puede celebrar las reuniones ni tomar los cafés que forman parte del proceso.

JuntaGPT le da al funcionario un coche de Fórmula 1 para moverse por los archivos, pero la carretera sigue siendo la misma: una estructura administrativa compleja y llena de validaciones humanas.

Andalucía, la pionera inesperada

A pesar de la exageración en las promesas, hay que reconocer la valentía y la visión de la Junta. Mientras otras administraciones en España y Europa siguen paralizadas en debates sobre los riesgos, la privacidad y si deberían permitir o no el uso de herramientas de IA externas, Andalucía ha optado por una vía mucho más inteligente: construir su propia solución, soberana, privada y adaptada a sus necesidades. Han decidido actuar en lugar de reaccionar, y eso les posiciona como líderes inesperados en la modernización del sector público.

Conclusión del Gurú: una herramienta potente con una promesa exagerada

JuntaGPT es, sin duda, una de las noticias tecnológicas más importantes del año en el sector público español. Es un paso valiente y técnicamente muy astuto. La herramienta es real y tiene el potencial de ahorrar cientos de miles de horas de trabajo, eliminar tareas tediosas y agilizar la parte informativa de cualquier trámite.

Sin embargo, venderlo como la solución mágica que convertirá años en días es tomar a los ciudadanos por tontos. La mejora será notable, quizás espectacular en algunos casos, pero la revolución completa no llegará hasta que no se reforme la propia estructura paquidérmica de la administración.

El mayor enemigo de la burocracia no es la lentitud al escribir un informe, sino la propia complejidad del sistema. JuntaGPT le da al funcionario un motor a reacción, pero si el avión tiene que pedir permiso en diez torres de control distintas para despegar, seguirá llegando tarde. Aún así, es infinitamente mejor que seguir moviéndose en carreta.

Ahora… quiero ser positivo con el mensaje final. JuntaGPT no será la bala de plata que matará al monstruo paquidérmico de la burocracia de un solo disparo. Es algo mucho más importante: es la primera grieta seria en su armadura, que hasta ahora parecía inmortal. Es la herramienta que le demuestra a un sistema anclado en el siglo XIX que la tecnología del siglo XXI ya está aquí, que no pide permiso y que puede empezar a demoler los muros desde dentro.

Han encendido la mecha. Ahora le toca al resto de administraciones del país decidir si se unen a la revolución o si prefieren quedarse mirando, sepultados bajo sus propias montañas de papel. Andalucía, al menos, ha elegido innovar y atreverse. Y eso, en los tiempos que corren, ya es una victoria.

¿Crees que una IA puede de verdad acabar con la burocracia o es una utopía? ¿Te gustaría que tu ayuntamiento o comunidad autónoma implementara una herramienta así? ¡El debate sobre la administración del futuro está abierto en los comentarios!

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