
Cuando creíamos que lo habíamos visto todo en el mundo de los smartphones, Apple llega y dice: “espera, sostén mi metal líquido”. Así es, el futuro iPhone plegable —al que de momento llamaremos iPhone Fold, porque soñar es gratis— podría contar con una bisagra de ciencia ficción hecha con una aleación tan futurista como suena: metal líquido.
La primicia viene cortesía del conocido analista Ming-Chi Kuo, y ha sido reforzada por un informante en Weibo que suele tener buen pulso con los secretos de Cupertino. Según estos rumores (que, seamos honestos, suenan bastante sólidos), Apple estaría trabajando en una bisagra única construida con este material exótico, buscando resolver uno de los principales puntos débiles de los smartphones plegables: la resistencia, la durabilidad… y esas odiosas arrugas en la pantalla que a veces parecen más propias de una camisa mal planchada que de un gadget premium.
¿Pero qué es exactamente eso del “metal líquido”? ¿Y por qué Apple ha decidido apostar por él ahora, en pleno auge de la competencia con los plegables de Samsung y compañía?
Vamos a desmenuzarlo.
Metal líquido: ¿la pócima mágica para las bisagras del futuro?
Cuando hablamos de metal líquido, no nos referimos a un T-1000 salido de Terminator, pero casi. Este material, compuesto en su mayoría por galio, indio y estaño, posee propiedades únicas que están empezando a conquistar el mundo de la electrónica avanzada… y Apple quiere aprovecharlo a lo grande en el corazón de su próximo dispositivo estrella: la bisagra del iPhone plegable.
A diferencia de los metales tradicionales, los metales líquidos (más técnicamente, aleaciones amorfas) no tienen una estructura cristalina fija. Esto les da un comportamiento sorprendentemente elástico y resistente. Imagina un metal que se deforma sin romperse, que aguanta miles de ciclos de apertura y cierre como si nada, y que además resiste la corrosión como un campeón. ¿La clave? Su estructura interna es tan desordenada como el escritorio de un programador… pero eso le da superpoderes.
Resistencia + elasticidad = la fórmula Apple
Apple no está improvisando aquí. La bisagra de un dispositivo plegable es uno de los puntos más sensibles: soporta tensión, fricción, torsión y, para colmo, tiene que ser discreta y elegante. El metal líquido, al solidificarse, forma una estructura durísima que no se desgasta fácilmente y recupera su forma original después de cada movimiento.
¿Traducido al lenguaje del usuario? Más durabilidad, menos fallos mecánicos y quizás —solo quizás— el primer teléfono plegable sin esas molestas arrugas en la pantalla. La elasticidad de este material permitiría que la bisagra acompañe de forma más fluida el movimiento de la pantalla OLED flexible, reduciendo la tensión y mejorando la estética y la experiencia visual.
En resumen, Apple no solo busca que el iPhone Fold sea bonito y funcional, sino que también esté construido como un tanque… elegante. La integración del metal líquido es, sin duda, un salto tecnológico que podría marcar un antes y un después en el diseño de los plegables.

¿Adiós a las arrugas? Apple quiere una pantalla tan lisa como una mesa de cristal
Los teléfonos plegables son fascinantes, pero seamos honestos: esa arruga en el centro de la pantalla… arruina un poco la magia. Desde su debut, las pantallas flexibles han luchado contra este detalle incómodo, que no solo afecta la estética, sino también la experiencia de visualización. Y aunque fabricantes como Samsung y Huawei han intentado disimularlo, el pliegue sigue siendo el elefante en la habitación.
Aquí es donde entra en escena Apple, con su ya famosa obsesión por los acabados perfectos. Y esta vez, la jugada parece clara: una bisagra de metal líquido que promete reducir drásticamente las arrugas gracias a sus propiedades únicas de resistencia y elasticidad.
Una bisagra que cuida la pantalla como si fuera su tesoro
Gracias a su estructura amorfa, el metal líquido puede absorber y redistribuir el estrés mecánico de forma mucho más eficiente que las bisagras tradicionales. ¿El resultado? Un movimiento más fluido, menos presión sobre la pantalla flexible, y sí, menos arrugas. Este diseño permitiría que la pantalla se pliegue con gracia y vuelva a su estado original sin mostrar signos visibles de uso, algo que sigue siendo un reto para la competencia.
Pero la cosa no queda solo en lo visual. Una pantalla sin arrugas también implica mejor calidad de imagen, mayor precisión en el color y una experiencia mucho más inmersiva, especialmente cuando usas el dispositivo para ver contenido multimedia o trabajar con gráficos.
Durabilidad + diseño: la combinación ganadora
Por si fuera poco, el metal líquido también eleva el estándar en cuanto a durabilidad. Mientras que otros plegables sufren desgaste con el tiempo —especialmente en la zona de la bisagra—, Apple apuesta por una tecnología que aguante más ciclos de uso sin comprometer la estructura ni la funcionalidad. Esto no solo prolonga la vida útil del dispositivo, sino que también podría reducir los costes de reparación, algo que todo usuario agradece… sobre todo cuando hablamos de un terminal premium.
En resumen, si la promesa se cumple, Apple no solo estaría lanzando un iPhone plegable: estaría redefiniendo lo que esperamos de un dispositivo de este tipo. Y si logran eliminar las arrugas de una vez por todas, el iPhone Fold podría ser el estándar a seguir para toda la industria.
Apple prepara su jugada maestra: ¿el iPhone Fold redefinirá el juego?
Con la mira puesta en 2026, Apple no solo quiere entrar en el mercado de los plegables: quiere dominarlo con estilo. Su iPhone Fold promete tecnología punta, una bisagra de metal líquido digna de película futurista y, cómo no, un precio que grita “lujo premium”. Pero la pregunta clave no es cuánto costará, sino: ¿cumplirá Apple con sus promesas?
El iPhone Fold se perfila como un dispositivo de gama alta, destinado a competir directamente con el Galaxy Z Fold6 de Samsung, que actualmente lidera el segmento. Pero Apple no llega tarde, llega cuando cree que es el momento justo para hacerlo mejor. La inclusión de una bisagra de metal líquido, combinada con mejoras en pantalla flexible OLED y un diseño que apunta a la excelencia, podría ser el diferencial que incline la balanza.
Porque si algo hemos aprendido de la historia reciente de la manzana, es que las promesas no siempre se traducen en realidad. ¿Face ID perfecto en cualquier ángulo? Todavía esperamos. ¿Cámaras revolucionarias? Mejores sí, pero ¿revolucionarias? Lo debatimos. ¿Autonomía que aguante el día completo? A veces, con suerte y modo bajo consumo.
El iPhone Fold tiene todo el potencial para ser el nuevo “niño bonito” de Apple, pero también corre el riesgo de ser otro experimento caro con más marketing que innovación real. A diferencia de sus rivales coreanos, Apple está llegando tarde a esta fiesta, y aunque promete llegar mejor vestido, tendrá que demostrarlo con hechos, no solo con keynote llenas de adjetivos.
La bisagra de metal líquido es una apuesta audaz, sí. Pero hasta que no lo tengamos en las manos, no sabremos si Apple ha logrado por fin crear un plegable sin arrugas, sin fallos, y con la durabilidad que promete. De momento, el humo es elegante… pero sigue siendo humo.