
La industria del coche eléctrico en China es un auténtico campo de batalla. Una guerra de precios tan salvaje y suicida que las marcas se canibalizan unas a otras, bajando los márgenes a cero con tal de robar una décima de cuota de mercado. Es un fenómeno que los chinos llaman «involución»: una carrera de ratas donde todo el mundo corre más rápido para acabar exactamente en el mismo sitio. Es una espiral destructiva.
Pues bien, el CEO de uno de los mayores imperios automotrices del planeta, Geely Holding Group (los dueños de Volvo, Polestar y Lotus, entre otros), acaba de decir «basta ya». En su última conferencia de resultados, Li Donghui ha declarado una rebelión «anti-involución». Un plan para dejar de pelear en el barro del precio y empezar a librar batallas que de verdad importan y aportan valor.
Las nuevas guerras de Geely: tecnología y ética
Según Donghui Li, Geely se retira de la guerra de desgaste. A partir de ahora, sus batallas, las que quieren ganar, se librarán en otros frentes mucho más honorables y, a largo plazo, más rentables:
- Guerra tecnológica: Competir por ver quién tiene la IA más avanzada, las mejores baterías o el chasis más inteligente.
- Guerra de calidad: Luchar por la fiabilidad, los mejores materiales y el ensamblaje perfecto.
- Guerra de marca: Construir marcas con prestigio y una propuesta de valor que vaya más allá de ser «el más barato».
- Guerra de ética corporativa: Y aquí viene la bofetada a muchos de sus rivales. Quieren competir siendo éticos, justos y responsables.

Hechos, no palabras: pagando a los proveedores en 60 días
Para demostrar que esto no es solo un discurso bonito para la galería, Li Donghui anunció una medida concreta y revolucionaria que debería hacer sonrojar a medio sector industrial. Geely va a unificar los plazos de pago a todos sus proveedores a un máximo de 60 días.
En una industria donde los gigantes a menudo ahogan a los pequeños proveedores con plazos de pago de 90, 120 o hasta 180 días, este movimiento es un terremoto. Es una forma de crear una cadena de suministro sana, estable y leal. Es predicar con el ejemplo y demostrar que la «guerra de ética corporativa» va en serio.
El gigante se reorganiza para la batalla
La declaración «anti-involución» de Geely es una de las jugadas estratégicas más inteligentes que hemos visto en la industria automotriz china. Es un intento de un líder del mercado de cambiar las reglas del juego, de pasar de una competencia destructiva a una constructiva. Saben que en una guerra de precios pura y dura, a la larga, todos pierden. Al centrarse en la tecnología, la calidad y la ética, Geely no solo busca mejorar sus productos, sino también su imagen de marca a nivel global.
Quieren dejar de ser vistos como un «fabricante chino barato» y consolidarse como un «gigante tecnológico global y responsable». Es una apuesta arriesgada en un mercado obsesionado con el precio, pero es la única que puede garantizar el éxito a largo plazo.
¿Es posible escapar de la guerra de precios en un mercado tan competitivo? ¿Es la «anti-involución» de Geely una estrategia realista o puro marketing? El futuro de la industria del automóvil se juega en China. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.