
En el teatro del motor de lujo, Ferrari acaba de ejecutar una pirueta de relaciones públicas digna de un acróbata. Hace unas semanas, saltaba el rumor, cortesía de Reuters, de que el segundo coche eléctrico de Maranello estaba en el limbo, retrasado hasta después de 2028 por la «falta de demanda del mercado».
¿La respuesta del CEO de Ferrari, Benedetto Vigna? Una negación tan brutal que roza el surrealismo: el coche no está retrasado porque, directamente, «nunca ha existido en absoluto».
Es una jugada maestra de la semántica corporativa. ¿Cómo se puede retrasar algo que no hemos anunciado oficialmente? Jaque mate, periodistas. Es el equivalente a que te pregunten por qué no has sacado la basura y respondas que, técnicamente, nunca te comprometiste a vivir en un entorno sin mierda. Vigna enfatizó que no existe «ni una sombra» de este coche y que «nunca mencionamos un segundo o tercer vehículo eléctrico».
Mientras tanto, el primer eléctrico de 500.000€ va «sin retraso»
Con el humo del «segundo coche fantasma» disipado, Vigna desvía rápidamente la atención hacia su primer y muy real retoño eléctrico, del que dice estar «muy confiado». Y no me extraña, porque con un precio que superará los 500.000 dólares (unos 460.000€ al cambio), necesitará la confianza de un dios del marketing para venderlo.
El CEO asegura que ya lo ha probado en pista hace unas semanas y está «muy entusiasmado». No ha soltado prenda sobre los detalles, pero las mulas de prueba vistas con carrocería de Maserati Levante sugieren que estamos ante un GT de altísimas prestaciones, una bestia para devorar autopistas en silencio, más que un superdeportivo de circuito.
Y en este, insisten, no hay «ni una hora de retraso». Las primeras entregas están previstas para el año que viene, en 2026.
La realidad del mercado: eléctricos sí, pero con gasolina en la recámara
Esta maniobra de Ferrari es un síntoma clarísimo de lo que está pasando en la industria: el «todo eléctrico ya» se ha topado con la realidad. El mercado no está respondiendo con el entusiasmo que los fabricantes anticipaban.
Mientras Ferrari juega al despiste, su plan oficial para 2030 sigue siendo un 40% de eléctricos puros, un 40% de híbridos y un 20% de gloriosos motores de combustión. El V12, para alivio de los puristas, seguirá rugiendo hasta que los reguladores lo prohíban explícitamente.

Su archirrival, Lamborghini, ha sido más honesto, admitiendo que su primer eléctrico (el Lanzador) se retrasa a 2029 y que su foco principal ahora son los híbridos enchufables.
El veredicto del Gurú
La jugada de Vigna es brillante. Ha matado un rumor incómodo usando la lógica más aplastante: la de la inexistencia. Pero el subtexto es claro: el mercado eléctrico no está para fiestas, y hasta Ferrari, la marca más icónica del planeta, tiene que medir sus pasos con pies de plomo.
Así que, oficialmente, el segundo eléctrico de Ferrari no está retrasado. Simplemente está esperando a nacer en un mundo que de verdad quiera comprarlo. Mientras tanto, vayan preparando medio millón de euros para el primero. O sigan disfrutando de los motores de gasolina mientras nos dejen.
¿Es una genialidad de PR de Ferrari o una señal de pánico? ¿Pagarías medio millón por un Ferrari a pilas? La polémica está servida. Queremos ver tu opinión arder en los comentarios y en nuestras redes. ¡Únete a la conversación en Instagram, Facebook y YouTube!