¿El efecto Galaxy está agotado? ¿El resto de competidores está a su altura? ¿Los resultados no son lo esperado? ¿Hay agotamiento de productos de la misma gama? Muchas son las incógnitas de la firma coreana que analizamos.
Hay dudas y podríamos pensar que el imperio Samsung, el dominio apabullante de los últimos tiempos ha tocado su fin… ¿o no?
Sabemos que los últimos resultados financieros proporcionados por la compañía eran buenos, con unos beneficios superiores a los 7.000 millones de dólares, pero peores que los del año anterior en el mismo periodo de tiempo, y que superaban los 9.000 millones.
Pero, entonces… ¿cómo podemos dudar con estos números? Y más si los comparamos con el resto de empresas tecnológicas, sin ir más lejos con Sony, renunciando a una división fundamental como la gama de portátiles Vaio, vendida no hace mucho a Lenovo, o la sección de ebooks, tambien abandona recientemente… o la última noticia de Toshiba, que ha terminado por renunciar a su división de portátiles para usuarios, centrándose exclusivamente en la gama profesional.
Son muestras de empresas ejemplares en sus divisiones tiempo atrás, y que han tenido que reajustar plantilla, presupuestos y abandonar gamas que eran importantes como marca… ¿por qué vamos a dudar entonces de Samsung?
En este análisis queremos apuntar que hay «detalles» que hacen pensar que ya no están en la cresta de la ola:
- El ascenso en ventas de Samsung ha sido imparable en todas las gamas, desde la gama Galaxy S, hasta la gama media y baja con smartphones como el Ace, el Core, los mini, o el Grand, todo esto ayudado por las operadoras, que vendían su producto con gran facilidad aprovechando la fama de buenos terminales. Quizá el error ha sido centrarse demasiado en los terminales de gama alta, Note 4, Galaxy S5… y dejando un poco olvidada a la gama media o básica, la de aquellos usuarios que no son tan exigentes y no necesitan o quieren estar a la última.
- La competencia se ha puesto las pilas. Con LG con los modelos G2 y G3, HTC con su M7 y M8 o Sony con los Xperia Z2, Z3 y Ultra en la gama alta, o Motorola con el Moto G y Moto E en las gamas medias y bajas. Las compañías has seguido el rastro y la pista de los últimos tiempos de Samsung, y esto ha repercutido finalmente en las ventas.
La competencia ha sabido hacer muy bien su trabajo y están a la altura o mejoran el trabajo de Samsung en muchos modelos, sobre todo en gama media y baja.
- Los smartphones chinos a precios de escándalo. Llegaron, vendieron y convencieron. Sobre todo porque están ofreciendo productos muy competitivos con especificaciones técnicas suficientes para cubrir a todo tipo de usuarios, desde el más exigente, hasta el más «light», y con diseños y materiales a la altura.
Por no hablar de las «copias» y réplicas que pulupan por la red.
- Otro problema mal resuelto es en el territorio tablet. Aunque ha presentado alternativas muy interesantes en el último año al todopoderoso iPad y iPad mini como la nueva gama Tab S, el simple hecho de que lleve presentadas más de 11 modelos de tablets en lo que va de año es decir bastante… la confusión creada en los potenciales usuarios es total, y terminan por seguir esperando otro «nuevo lanzamiento» cuando ni siquiera ha pasado un mes del «último» lanzamiento, o una bajada de precio en modelos recientes.
- La sombra de Apple es muy gigante. Ya sabemos que son dos equipos diferentes con jugadores diferentes… Apple tiene su propio sistema operativo, y Samsung parece que desea ser la Apple de Android de por vida, y con eso se conforma.
- Las novedades no son lo suficientemente atractivas. Si tomamos como referencia el Samsung Galaxy, ¿en qué ha evolucionado el modelo 4 respecto al 5? ¿es suficiente o el usuario esperaba más? ¿basta con mejorar las especificaciones y no arriesgar en nuevos diseños, funcionalidades o aplicaciones?
Estoy convencido de que Samsung no ha caído del imperio, que no ha sucumbido ante tantas adversidades, quizás solo sea que se está tomando un respiro. Pero deben pensar que no todos los clientes van a optar por un smartphone de gama alta, y deberían cuidar la imagen y la experiencia de usuario de sus productos por igual. No todos están dispuestos a gastarse 500 € sabiendo que en 4 o 5 meses su producto «no es el mejor», ni siquiera «el más cool».
Samsung debe estar arriba, muy arriba, porque compañías de este «pedigrí» deben seguir haciéndonos la vida más sencilla y proporcionar valor donde otros solo copian. Samsung es sinónimo de innovación y calidad, y confiamos en ella.