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El arte de la EXCLUSIVIDAD: Bentley presenta la pintura más compleja de su historia, un degradado que tarda 56 horas en aplicarse

agosto 17, 2025

En la era de la producción en masa, donde los robots pintan un coche en menos de una hora con una precisión milimétrica, hay marcas que siguen jugando en una liga completamente diferente. Bentley, a través de su departamento de caprichos para multimillonarios, Mulliner, acaba de recordarle al mundo lo que de verdad significa el lujo artesanal y la paciencia.

En la opulenta Monterey Car Week de California, el epicentro mundial del motor de lujo, han presentado un Continental GT Speed único con la que, según ellos, es la pintura más compleja de su historia. Un trabajo de degradado bautizado como «Ombré Blue» que ha requerido la friolera de 56 horas de trabajo manual para ser completado.

La anatomía de una obra de arte (o de una excentricidad carísima)

El concepto es un degradado perfecto que transiciona desde un azul claro «Topaz» en el frontal del coche hasta un profundo «Windsor Blue» en la zaga. Lograr una transición natural y sin defectos entre dos colores a lo largo de los casi cinco metros de chapa del Continental GT es una pesadilla técnica que pone a prueba la habilidad de los mejores artesanos del mundo.

Y la obsesión por el detalle, como es costumbre en Mulliner, llega a las ruedas. Las llantas de 22 pulgadas también son bitono, con las delanteras a juego con el color Topaz y las traseras con el Windsor Blue. Incluso el interior refleja esta dualidad, con el cuero de los asientos delanteros en el tono claro y el de los traseros en el oscuro. Es un nivel de coherencia en el diseño que roza la locura.

El negocio de lo único

Esta pintura «Ombré Blue» no es un nuevo extra que podrás configurar en la web de Bentley. Es una pieza única en el mundo, un «one-off» creado para un cliente que probablemente ha pagado una cifra de seis ceros solo por el trabajo de pintura. Y esa es la verdadera genialidad del negocio de Mulliner. No venden coches, venden exclusividad. Venden la certeza de que no te cruzarás con otro igual en las calles de Mónaco o Dubái. Es el máximo símbolo de estatus en un mundo donde un Continental GT «normal» ya no es suficiente para destacar.

Es una demostración de fuerza artesanal, un recordatorio de que, en el segmento del ultra-lujo, la tecnología más avanzada no es un procesador de IA, sino la mano de un artesano capaz de pasar más de una semana laboral puliendo una transición de color. Y eso, amigos, es un lujo que muy, muy pocos pueden pagar.

¿Pagarías una fortuna por un acabado de pintura único en el mundo? ¿O es una excentricidad innecesaria? El debate sobre los límites del lujo y la artesanía en el mundo del motor está servido. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.

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