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Meta no crea robots, crea el sistema operativo del futuro robótico

septiembre 27, 2025

Meta acaba de subir el nivel del juego. En una entrevista reciente con The Verge, el CTO Andrew Bosworth reveló lo que hasta ahora era un susurro en los pasillos de Silicon Valley: la empresa ha puesto el desarrollo de robots humanoides (internamente llamado Metabot) al mismo nivel estratégico que sus apuestas en AR.

Y ojo, no estamos hablando de unos experimentos de laboratorio más. Estamos hablando de miles de millones de dólares, de talento de élite y de una ambición gigantesca: que Meta se convierta en lo que Android fue para los smartphones… pero para los robots.

Robots sin robótica: el enfoque matemático

Una de las frases que más va a dar que hablar de Andrew Bosworth es esta: “No creo que el hardware sea lo difícil. No digo que no sea difícil, pero no es el cuello de botella. El cuello de botella es el software.”

Fuente de la imagen: Facebook de Andrew Bosworth

Y lo dice con razón. Los robots pueden caminar, correr, incluso dar volteretas ya. Pero cuando llega el momento de tocar y manipular objetos frágiles, todo se va al traste. Agarrar un vaso de agua sin aplastarlo, llevarlo sin derramar el líquido… esas tareas requieren algo que no se resuelve con motores más potentes: requieren percepción fina, control adaptativo, modelos del mundo físico.

Bosworth ilustra esto al recoger un vaso frente al entrevistador: un humano lo hace casi sin pensar. Un robot actual muy probablemente lo aplastaría o derramaría el contenido.

La estrategia: “Meta no construye robots, construye sistemas”

Aquí viene la jugada maestra. Meta no quiere ser una fábrica de hardware. Su visión es desarrollar un sistema operativo robótico, un software tan potente que otros fabricantes puedan integrarlo en sus propios robots siempre que cumplan unos requerimientos mínimos. Es decir: ser el Android de los robots.

Este enfoque es muy meta (valga el chiste): si triunfa, Meta no tiene que asumir los costos de producción masiva, logística, fallos mecánicos, garantías… solo impulsar la plataforma y “trabajar para el ecosistema”.

Pero para que funcione, este sistema necesita una base robusta: un modelo del mundo que simule leyes físicas, entienda deformaciones, contactos, fricción, rigidez… todo lo necesario para que el software “sepa” qué esperar en el mundo real. Esa es la parte técnica que Meta y su nuevo laboratorio de “superinteligencia” (Superintelligence Lab) van a atacar de frente.

Los fichajes que importan (y los que asustan)

Para respaldar estas ambiciones, Meta no se anda con medias tintas. Ha fichado a:

  • Sangbae Kim, del MIT, considerado uno de los pesos pesados en robótica de precisión.
  • Marc Whitten, ex CEO de Cruise, ahora liderando la división robótica de Meta.
  • Ingenieros veteranos de Meta con décadas de experiencia, que ahora se vuelcan en la misión robótica.

Con ese talento, Meta busca cerrar la brecha no en quién tiene mejores motores, sino quién tiene el “sistema nervioso” más inteligente y adaptable.

¿Qué está haciendo la competencia?

  • Tesla y su robot Optimus han sido muy visibles; pero Bosworth cuestiona su enfoque basado únicamente en visión y recolección de datos en el mundo real, argumentando que recolectar “datos robóticos” es muchísimo más complejo que recolectar datos de autos en carretera.
  • Figuras como Figure AI o Unitree ya trabajan en robots, y Meta podría acabar siendo su proveedor de software.
  • La guerra será titanica: quien controle la plataforma de robot inteligente podrá definir estándares, actualizar capacidades, llevar mejoras y formar ecosistemas enteros.

Los riesgos y los “ángulos oscuros”

  • Es fácil subestimar la brecha entre simulación y mundo real: superficies impredecibles, errores en sensores, fallos mecánicos… cada uno puede romper el sistema.
  • La adopción: ¿quién garantiza que los fabricantes acepten usar un sistema externo? Tendrán que ver valor real y un “vendor lock-in” tolerable.
  • Seguridad: un robot manipular objetos implica riesgos físicos; fallos podrían causar daño real.
  • Capital quemado: lanzarse con miles de millones en proyectos que tardan años en dar retorno es una jugada arriesgada. (Sí, Meta ya lo sabe… pero está apostando fuerte).

El Android de los humanoides ya está en camino

Meta no quiere un robot que te lleve el café; quiere crear el sistema operativo que controle a todos los robots del planeta. Mientras Tesla presume de humanoides que dan pasos torpes en un escenario, Zuckerberg apuesta a lo grande: un cerebro universal para la robótica. Si logra convertirse en el “Android de los robots”, Meta no solo dominará las redes sociales y la realidad aumentada… también dictará las reglas del futuro en el que los humanoides convivan con nosotros. Y si falla, será otro agujero negro de miles de millones. Pero una cosa está clara: la guerra por los robots inteligentes acaba de empezar, y Meta ha puesto la primera bomba nuclear sobre la mesa.

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