
Después del fracaso del «mini» y el relativo desinterés por el «Plus», Apple ha decidido que lo que el mundo necesita es un iPhone para posturear. Y así nace el nuevo iPhone 17 Air. Un dispositivo que recupera el legendario apellido «Air» para llevar una única característica a un extremo casi pornográfico: la delgadez.
Con solo 5,6 milímetros de grosor, es una auténtica cuchilla de titanio, una proeza de la ingeniería que lo convierte en el móvil más fino que Apple ha fabricado jamás. Pero esta obsesión por la delgadez ha obligado a Apple a hacer una serie de sacrificios tan brutales que convierten al que podría haber sido el móvil del año en, probablemente, el más frustrante de usar. Es la victoria definitiva de la forma sobre la función.
La autopsia de un sacrificio: batería, cámara y SIM
Para lograr este chasis anoréxico, Apple ha tenido que amputar sin piedad tres de los pilares de la experiencia de un smartphone moderno.
- La batería (el pecado mortal): Empecemos por lo más sangrante. La batería ha sido la principal víctima. Aunque Apple, en su habitual opacidad, no da cifras, los rumores apuntan a unos ridículos 2.800 mAh para una pantalla de 6,5 pulgadas y 120Hz. La propia Apple, en un acto de cinismo delicioso, ha presentado junto al móvil una nueva batería MagSafe más fina. Es una confesión: saben que han creado un móvil que no aguanta un día de uso.
- La cámara (el ojo único): El segundo gran sacrificio. Para hacer hueco, han eliminado la cámara ultra gran angular. El iPhone 17 Air tiene una única cámara principal de 48MP. Intentan suplir la carencia con trucos de software, haciendo un recorte del sensor para un «zoom» 2x, pero la versatilidad de un sistema de doble lente ha sido aniquilada.
- La SIM (la muerte anunciada): Y para rematar, con la excusa de la delgadez, han matado la bandeja para la SIM física. El iPhone 17 Air es solo eSIM. Es el principio del fin para la SIM de plástico, una transición que Apple nos va a meter por la fuerza.

Un ‘concept car’ para la calle
No todo es malo. El móvil, con su chasis de titanio de grado cinco y su nuevo módulo de cámara horizontal, es espectacular. Y, por fin, la tecnología ProMotion de 120Hz llega a un modelo no-Pro.
Pero el iPhone 17 Air no es un teléfono para el mundo real. Es un «concept car» vendido al público. Una demostración de lo que la ingeniería de Apple es capaz de hacer. Es un objeto de deseo, una pieza de joyería tecnológica. Pero como herramienta para el día a día, nace con unas carencias casi imperdonables. Es la materialización de la arrogancia de Apple: la creencia de que pueden dictar al usuario lo que debe sacrificar en nombre del diseño.

¿Sacrificarías la batería y el ultra gran angular por un diseño ultrafino? ¿Es el iPhone 17 Air una genialidad o un error? El debate sobre el futuro del diseño de los smartphones está servido. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.