
Recordemos el gran fiasco del 3D. Televisiones, móviles, consolas… durante un par de años, la industria intentó vendernos a la fuerza una tecnología que a la mitad de la gente le daba dolor de cabeza y a la otra mitad le daba completamente igual. Parecía una tecnología muerta y enterrada, con la excepción de la genial Nintendo 3DS. Hasta ahora.
La marca de consolas portátiles Abxylute ha decidido que el 3D sin gafas merece una segunda oportunidad, y ha presentado su nuevo y ambicioso proyecto: la 3D One. Una máquina que no solo quiere resucitar el 3D, sino que lo hace en un cuerpo modular y versátil que es un auténtico transformer, un híbrido entre una Nintendo Switch y una Microsoft Surface.
La magia del 3D sin gafas (y con seguimiento ocular)
La tecnología, que Abxylute ha licenciado de Tencent Games, es una evolución de lo que vimos en la mítica 3DS, pero a un nivel muy superior. La clave está en una cámara de seguimiento ocular que monitoriza la posición de tus ojos en tiempo real. Esto permite al panel renderizar la imagen 3D de forma perfecta para tu perspectiva, creando un efecto de profundidad convincente.
Y aquí viene la parte más interesante: la consola integra un motor de IA que puede añadir profundidad 3D a cualquier juego, foto o vídeo en tiempo real. No depende de que el juego sea 3D nativo. Es una promesa muy, muy audaz.

Un transformer para jugar: mitad Switch, mitad Surface
Pero la 3D One no es solo una pantalla. Es un ecosistema modular que se adapta a cómo quieras jugar:
- Modo Portátil: Como una Nintendo Switch, con dos mandos desmontables a los lados.
- Modo Sobremesa: Con un soporte trasero, como una Microsoft Surface, para jugar con los mandos de forma inalámbrica.
- Modo Portátil (de verdad): Y, para rematar, un teclado opcional que se acopla para convertirla en un mini-ordenador.

El gran misterio: ¿qué motor lleva esta bestia?
Y llegamos al elefante en la habitación. La idea es genial. El diseño es espectacular. Pero Abxylute, en su presentación, se ha «olvidado» de contarnos lo más importante: ¿qué demonios lleva dentro?
No sabemos qué CPU, qué GPU, cuánta RAM ni qué batería montará. Y esto es una bandera roja del tamaño de un estadio. Renderizar juegos en 3D en tiempo real con seguimiento ocular es una tarea computacionalmente brutal. Si le meten un procesador de gama media, la experiencia será un desastre de bajos FPS que te mareará más que el propio 3D.
La Abxylute 3D One es, ahora mismo, una promesa fascinante envuelta en un misterio preocupante. Tiene el potencial de ser la consola portátil más innovadora del año o el mayor fiasco. Todo dependerá de la bestia que decidan meterle bajo el capó (y del precio que le pongan). Tendremos que esperar a su lanzamiento a finales de septiembre para dar el veredicto final.
¿Crees que el 3D sin gafas tiene una segunda oportunidad en el gaming? ¿O es una tecnología condenada al fracaso? El debate sobre el futuro de la inmersión en los videojuegos está abierto. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.