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El dinosaurio se niega a morir: el Mercedes Clase G alcanza las 600.000 unidades y el coche del hito es 100% ELÉCTRICO

agosto 6, 2025

En un mundo de aerodinámica, coches eléctricos con forma de supositorio y diseños que cambian cada tres años, hay un dinosaurio que se niega a extinguirse. El Mercedes-Benz Clase G, ese ladrillo con ruedas nacido como un vehículo militar en 1979, no solo sobrevive, sino que está viviendo una segunda juventud dorada, más popular y rentable que nunca.

La factoría de Graz, en Austria —el único lugar del planeta donde se ha ensamblado esta bestia durante casi medio siglo—, acaba de escupir la unidad número 600.000. Y aquí viene la bofetada de realidad para los puristas del petróleo y el ruido: el coche del hito no es un V8 rugiente. Es un G580 totalmente eléctrico con tecnología EQ. El dinosaurio no solo ha sobrevivido a todas las crisis, ahora ha mutado para dominar la nueva era.

Más popular que nunca: la matemática de un icono

Lo más demencial de esta cifra no es el número en sí, sino la velocidad a la que se ha alcanzado. Mercedes ha tardado solo dos años en fabricar las últimas 100.000 unidades (de la 500.000 a la 600.000). Para ir de la 400.000 a la 500.000, necesitaron casi tres años. La traducción es clara y desafía toda lógica de mercado: cuanto más viejo, más anacrónico y más caro se hace, más lo quiere la gente. Es la prueba de que un diseño icónico y una reputación a prueba de balas son más potentes que cualquier campaña de marketing.

El negocio del capricho: la personalización como arma

Y, ¿cuál es el secreto de su brutal rentabilidad en la era moderna? Que Mercedes ya no vende un coche, vende un lienzo en blanco. El Clase G es su modelo más personalizado. Más del 90% de los clientes pasan por el carísimo programa «Manufaktur» para elegir opciones a medida, con una media de tres opciones por coche.

No hablamos de elegir el color de las llantas. Hablamos de poder elegir entre más de 20.000 colores de pintura exterior. Es el negocio del capricho, de la exclusividad, y es donde Mercedes está imprimiendo billetes a una velocidad absurda con un coche cuyo diseño básico tiene casi 50 años.

Un dinosaurio eléctrico para dominar el futuro

El hecho de que la unidad 600.000 sea la versión eléctrica es una declaración de intenciones brutal por parte de Mercedes. Es la marca diciendo: «Nuestro icono más grande, más pesado y menos aerodinámico también puede ser el futuro». Han conseguido meter una avanzada tecnología eléctrica, con todo el peso y la complejidad que conlleva, en un chasis que conceptualmente es de la Guerra Fría, y han logrado que siga siendo uno de los objetos más deseados del planeta. El G-Wagen ha pasado de ser una herramienta militar a un símbolo de estatus para raperos y millonarios, y ahora se reinventa como un tanque eléctrico de lujo. Es, sencillamente, indestructible.

¿Es el Clase G eléctrico una genialidad o un sacrilegio? ¿Podrá un diseño de casi 50 años seguir triunfando en la era de la IA y la eficiencia aerodinámica? El debate sobre el todoterreno más icónico de la historia está servido. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.

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