
Mientras el mundo tecnológico se masturba mentalmente con los vídeos de los robotaxis de Waymo y Cruise dando vueltas por California, una empresa china de la que probablemente nunca has oído hablar, Neolix, ha estado haciendo algo mucho más importante: conquistar el mundo real, paquete a paquete, sin hacer ruido.
Sin focos, sin tuits de Elon Musk, sin parafernalia. Neolix acaba de anunciar que ya tiene una flota de más de 7.500 vehículos autónomos de Nivel 4 operando en 15 países y más de 280 ciudades. Han recorrido 42 millones de kilómetros. Y esperan superar los 10.000 vehículos este mismo año, convirtiéndose en la primera flota de este tamaño del planeta. No es una prueba piloto. Es el mayor despliegue de vehículos autónomos del mundo. Y está pasando ahora mismo, debajo de nuestras narices.
La estrategia del fontanero: menos glamour, más negocio
La genialidad de Neolix ha sido ignorar el problema más difícil y mediático: llevar a humanos por ciudades caóticas. En lugar de eso, se centraron en un problema más «aburrido» pero infinitamente más escalable y rentable: la logística de última milla. Sus vehículos, como los modelos X3, X6 y X12, son básicamente cajas con ruedas inteligentes, diseñadas para llevar paquetes desde un almacén hasta tu puerta de la forma más eficiente posible.

El resultado de esta estrategia es un dominio aplastante y silencioso del mercado. Neolix se ha convertido en el mayor proveedor de vehículos autónomos para los gigantes logísticos chinos como SF Express, JD.com y China Post, acaparando más del 90% de sus pedidos. No son un jugador más en la industria; son la industria.
Un nuevo tipo de dominación china
La historia de Neolix es una lección de humildad para Silicon Valley. Mientras las empresas occidentales quemaban miles de millones en el sueño del robotaxi perfecto, los chinos han aplicado una estrategia de guerrilla: encontrar un nicho rentable, dominarlo por completo y escalar a una velocidad demencial. Con más de 30.000 pedidos ya en curso y explorando nuevos mercados como el reparto en tiempo real, su crecimiento es imparable.
Son la prueba de que el futuro de la autonomía no llegará con un gran titular sobre un coche que te lleva solo a la playa. Llegará de forma silenciosa, en la forma de una furgoneta eléctrica sin conductor que te deja un paquete en la puerta. Menos glamuroso, sí, pero infinitamente más real y, sobre todo, más rentable.
¿Es la logística el verdadero campo de batalla donde se ganará la guerra de la conducción autónoma? ¿Se ha equivocado Occidente al centrarse tanto en el transporte de pasajeros? La revolución silenciosa ya está aquí. Déjanos tu opinión en los comentarios y únete a la discusión en Instagram, Facebook y YouTube.