Las cifras que llegan desde China a veces desafían la lógica y la comprensión. Y la última es para que al resto del mundo se le caiga la mandíbula al suelo. En su carrera por la hegemonía tecnológica y energética, el gigante asiático está instalando nueva capacidad de energía solar a un ritmo de 93 Gigavatios (GW) solo en el mes de mayo. ¿No te dice nada esa cifra? Te la traducimos al estilo Gurú Tecno: es el equivalente a instalar casi 100 paneles solares cada segundo, las 24 horas del día.
Gracias a este ritmo infernal, la capacidad solar total de China acaba de superar por primera vez la barrera del Teravatio (1.000 GW), lo que representa, por sí sola, la mitad de toda la capacidad solar instalada en el planeta Tierra. Pero detrás de este «milagro» verde que parece una bendición para el planeta, se esconde una paradoja brutal: una guerra de precios suicida que está desangrando a sus propias empresas y una ironía geopolítica que deja en evidencia a Occidente.
Los números que marean: el tsunami solar ‘made in China’
Para que entendamos la escala de esta operación, los 198GW de energía solar y 46GW de energía eólica que China ha añadido entre enero y mayo de este año son suficientes para generar tanta electricidad como la que consume un país entero como Turquía. Es una demostración de poderío industrial y de compromiso (interesado, como veremos) con las energías renovables que deja a los planes de Europa y Estados Unidos a la altura del betún.
La gran ironía: el ‘zasca’ a las acusaciones de contaminación de Trump y compañía
Lo más jugoso es que esta noticia llega justo cuando se están celebrando en Pekín conversaciones climáticas no oficiales entre investigadores y ex-funcionarios de Estados Unidos. Una relación que, como sabemos, es más que tensa. Basta recordar las palabras del propio Donald Trump a principios de año: «Estados Unidos no saboteará sus propias industrias mientras China contamina con impunidad».
«Es una ironía deliciosa. Mientras parte de la clase política occidental sigue repitiendo el mantra de que China es el gran contaminador, los datos demuestran que, les guste o no a sus detractores, están liderando el mayor y más rápido despliegue de energía renovable de la historia de la humanidad. Nos podrán gustar más o menos sus métodos, pero los números son los números.»
La letra pequeña del ‘milagro’: una guerra de precios que lleva a la ruina a sus empresas
Y aquí es donde se desvela la paradoja, el oscuro secreto detrás de este milagro verde. ¿Cómo consigue China producir e instalar a este ritmo y a precios tan bajos? La respuesta es una guerra de precios salvaje y caníbal, impulsada por la estrategia del gobierno de Xi Jinping de usar el sector de la tecnología de energía limpia para impulsar la economía del país.
La competencia interna es tan brutal que ha provocado que el precio de los paneles solares caiga en picado, hasta el punto de que apenas cubre los costes de producción. El resultado es desolador para la propia industria china: solo en el primer trimestre de este año, las cinco mayores empresas solares del país han reportado unas pérdidas combinadas de más de 8.000 millones de yuanes (más de 1.000 millones de euros).
Es una estrategia de estado pura y dura: inundar el mercado mundial con paneles baratos para aniquilar a la competencia extranjera y crear una dependencia global de su tecnología, aunque para ello tengan que sacrificar a sus propias empresas en el altar de la dominación del mercado. Es una guerra de desgaste donde el objetivo no es ganar dinero hoy, sino ser el único que quede en pie mañana.
Conclusión Gurú Tecno: la doble cara de una revolución energética sin precedentes
La historia de la energía solar china es una de las más fascinantes y complejas de nuestro tiempo. Por un lado, es una noticia fantástica para la lucha contra el cambio climático. Su despliegue masivo está abaratando la tecnología y acelerando la transición energética a nivel global.
Pero, por otro lado, es una demostración de guerra económica despiadada. Un modelo basado en una competencia feroz y en precios que bordean el dumping, que no solo amenaza a los fabricantes de Europa y Estados Unidos, sino que está llevando a la ruina a sus propios campeones nacionales.
China está, a la vez, salvando (en parte) al planeta con su despliegue masivo de renovables y reventando el mercado mundial con una estrategia de precios que deja un reguero de pérdidas milmillonarias. Es una jugada arriesgada, brutal y con consecuencias que aún no podemos prever. Pero una cosa está clara: el futuro de la energía se decide, se fabrica y se instala, ahora mismo, en China. Y lo están haciendo a un ritmo que da vértigo.
¿Qué opinas de esta estrategia china? ¿Es un mal necesario para acelerar la transición energética? ¡Te leemos en los comentarios! Y no te olvides de seguir a Gurú Tecno en YouTube, Instagram y Facebook.