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Corea del Sur REVOLUCIONA las aulas: libros de texto con IA para una educación personalizada (mientras Europa duda de las pantallas)

mayo 20, 2025

Mientras en esta parte del mundo seguimos debatiendo si las tablets en clase son el demonio encarnado o la panacea educativa –con países como Suecia o regiones de España dando marcha atrás en la digitalización–, en Corea del Sur han decidido que el futuro no solo es digital, sino también inteligentemente artificial.

El país asiático está pisando el acelerador a fondo en su plan para implementar libros de texto digitales dopados con Inteligencia Artificial generativa en todas sus escuelas, desde primaria hasta bachillerato. Y no es un experimento aislado: desde que comenzó el despliegue a gran escala el pasado marzo, ¡ya el 30% de sus centros educativos los están utilizando!

Si creías que la IA solo servía para generar imágenes de gatos con sombrero o para escribirte correos insulsos, agárrate, porque los surcoreanos la están usando para intentar reinventar la educación y, según ellos, ofrecer una enseñanza personalizada según las habilidades y el ritmo de cada estudiante.

Así funcionan los «libros inteligentes» coreanos: La IA como aliada del profesor

La idea no es tanto que los críos se pongan a charlar con un ChatGPT para que les haga los deberes (que también lo intentarán, no nos engañemos), sino que la IA se convierta en una herramienta ultrapotente para el profesorado. Según lo presentado recientemente en la reunión de ministros de educación del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y recogido por Nikkei Asia, este software educativo con IA puede:

  • Redactar borradores de evaluaciones de los estudiantes, ahorrando tiempo al docente.
  • Asignar tareas y problemas específicos adaptados al nivel de comprensión individual de cada alumno o alumna. ¡Se acabó el «café para todos» que dejaba a unos aburridos y a otros descolgados!
  • Analizar el proceso de aprendizaje en tiempo real: En una demostración en la escuela primaria Andeok, mientras los alumnos resolvían un problema de multiplicación en sus tablets, una pizarra digital mostraba los nombres, las respuestas (escritas a mano y digitalizadas), los tiempos de respuesta, los fallos y los aciertos. Todo conectado para ofrecer datos valiosos sobre cómo aprende cada uno.

El foco, insisten, está en empoderar al profesor, dándole herramientas para entender mejor a sus alumnos y adaptar la enseñanza, no en sustituirlo.

El despliegue masivo (y los retos monstruosos que aún quedan)

Corea del Sur no se anda con chiquitas: su objetivo es ser el primer país del mundo en tener libros de texto digitales con IA en todas sus escuelas. Y el ritmo es vertiginoso. Sin embargo, este «milagro» tecnológico no está exento de desafíos gigantescos, que los propios surcoreanos reconocían desde el principio:

  1. La formación del profesorado (el gran caballo de batalla): ¿De qué sirve un Ferrari si el conductor no tiene ni carnet de ciclomotor? El principal reto es la alfabetización digital y la formación específica de los más de 160.000 docentes que tendrán que aprender a sacarle todo el jugo a esta tecnología. Esto implica una inversión enorme en tiempo y recursos.
  2. Desigualdades regionales: Asegurar que todos los centros, independientemente de su ubicación o recursos, tengan los dispositivos y la conectividad necesarios es otro dolor de cabeza.
  3. Preocupaciones de padres y profes: Inicialmente, hubo voces discordantes. Los profesores temían una mayor carga de trabajo para dominar y aplicar estas herramientas. Los padres se preguntaban si realmente mejoraría el rendimiento académico o si, por el contrario, podría generar una mayor dependencia digital en los niños.

Para atajar estos problemas, el gobierno surcoreano ha optado por un despliegue gradual (manteniendo libros de texto tradicionales para asignaturas como lengua coreana por ahora) y, como hemos dicho, un plan masivo de formación docente.

La visión coreana a Todo Gas vs. el «Pánico Digital» y la marcha atrás en otras latitudes

Y aquí es donde la cosa se pone realmente interesante y, por qué no decirlo, un poco sonrojante para algunos. Es inevitable, y casi obligatorio, comparar la decidida y futurista apuesta surcoreana por la Inteligencia Artificial en las aulas con la corriente de «contrarrevolución digital» o, directamente, «pánico a la pantalla» que estamos presenciando en varios rincones de Europa. Mientras en Seúl ya están desplegando libros de texto con IA para personalizar la enseñanza hasta el extremo, aquí, en el Viejo Continente, parece que nos hemos asustado de nuestra propia sombra digital.

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Hemos visto casos flagrantes como el de Suecia, que durante años fue el paraíso de la digitalización educativa y ahora está dando marcha atrás a marchas forzadas, volviendo a los libros de papel y reduciendo el tiempo de pantalla en las aulas ante la preocupación por la caída en la comprensión lectora y otras habilidades básicas. Y no es un caso aislado. En nuestro propio país, España, varias comunidades autónomas también han puesto el freno de mano, limitando o directamente prohibiendo los móviles en los colegios y replanteándose el uso masivo de tablets y portátiles, especialmente en las primeras etapas educativas.

¿Las razones de este «acojone digital» europeo? Un cóctel variado:

  • El miedo a la adicción a las pantallas y sus efectos en la capacidad de concentración del alumnado.
  • La sospecha de que tanta pantallita no se traduce necesariamente en una mejora académica real, sino más bien en una distracción glorificada.
  • La preocupación por la privacidad de los datos de los menores.
  • Y, seamos honestos, la falta de formación adecuada del profesorado en muchos casos, que se ha encontrado con un montón de cacharros sin saber muy bien cómo sacarles partido pedagógico más allá de poner un PDF en una pizarra digital.

Mientras tanto, al otro lado del globo, en Corea del Sur (y también en Japón, que en febrero dio el paso para oficializar los libros de texto digitales con revisión y distribución gratuita estatal), la mentalidad es radicalmente opuesta. Allí no ven la tecnología como el enemigo a batir, sino como una herramienta clave e irrenunciable para preparar a sus estudiantes para el siglo XXI y, de paso, para no perder comba en la carrera tecnológica global. En países con sistemas educativos ultracompetitivos y una cultura donde la tecnología es casi una religión, la idea de usar la IA para exprimir al máximo el potencial de cada alumno y optimizar los procesos de enseñanza no solo no asusta, sino que se abraza con entusiasmo.

«Mientras aquí nos rasgamos las vestiduras debatiendo si un niño de 10 años debe tener móvil o si la IA nos va a quitar el trabajo a todos, en Asia están más preocupados por cómo usar esa misma IA para que sus futuras generaciones diseñen el próximo cohete a Marte o la cura contra el envejecimiento. Hay niveles, amigos

La cuestión de fondo no es si la tecnología es buena o mala per se en la educación. El problema, muchas veces, radica en cómo se implementa. De nada sirve llenar las aulas de tablets si no hay una estrategia pedagógica clara detrás, si el software es una castaña, o si los profesores no tienen ni el tiempo ni los recursos para formarse adecuadamente. Quizás el «pánico digital» europeo no sea tanto un rechazo a la tecnología en sí, sino una reacción lógica a años de implementaciones reguleras y a la falta de resultados tangibles.

Corea del Sur, con su apuesta masiva por los libros con IA y la formación de 160.000 docentes, parece haber entendido que esto no va solo de comprar cacharros. ¿Será su enfoque la solución mágica? Solo el tiempo lo dirá. Lo que está claro es que, mientras algunos dan un paso adelante y dos atrás, otros han metido la sexta marcha hacia un futuro educativo donde la IA será tan fundamental como lo fueron en su día la pizarra y la tiza. La brecha podría ser… brutal.

¿El futuro de la educación o una utopía tecnológica con demasiados «peros»?

La conclusión del foro APEC fue que, efectivamente, las aulas con inteligencia artificial pueden ofrecer un «apoyo académico personalizado», permitiendo a los estudiantes aprender a su propio ritmo y desarrollar habilidades fundamentales. Sin embargo, reconocen que la incorporación de la tecnología digital en la educación es un desafío global complejo y que avanza a distintas velocidades según el país.

Conclusión Gurú Tecno: Corea del Sur se tira a la piscina (y esperemos que haya agua)

Corea del Sur se ha lanzado a una piscina tecnológica educativa muy profunda y, sin duda, con el agua bastante revuelta. La idea de utilizar la Inteligencia Artificial para personalizar la enseñanza y, sobre todo, para empoderar al profesorado con herramientas de análisis y adaptación, es indudablemente potente y suena a futuro.

No obstante, los retos son colosales: la formación de decenas de miles de profesores, garantizar la equidad en el acceso, calmar las preocupaciones de los padres sobre la dependencia digital y, fundamentalmente, demostrar con hechos que esta inversión multimillonaria se traduce en una mejora real del aprendizaje y no solo en aulas más «modernas» y caras.

¿Lograrán los surcoreanos crear un modelo educativo con IA que el resto del mundo quiera copiar? ¿O se quedará en un experimento fascinante pero con resultados mixtos y problemas imprevistos? Desde Gurú Tecno estaremos muy atentos a esta «revolución educativa». ¿Te imaginas algo así en las aulas de España o Latinoamérica, o seguiremos aferrados al libro de Santillana y la tiza hasta el fin de los tiempos? ¡El debate está servido!

¿Qué opinas de esta iniciativa? ¿Le ves futuro o te genera más dudas que certezas? ¡Te leemos en los comentarios! Y no olvides seguirnos en YouTube, Instagram y Facebook.

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