
Vamos a ser sinceros: ¿hace cuánto tiempo compraste el móvil que tienes ahora mismo en la mano?
Si has tenido que pararte a pensar, buscar facturas antiguas o hacer cálculos mentales, probablemente llevas ya unos cuantos «añitos» con tu fiel compañero. Y ojo, que dure es genial, pero los móviles no son eternos. Entre el desgaste natural y esa sombra alargada que llamamos obsolescencia programada, llega un momento en que aguantar con el viejo terminal deja de ser un ahorro para convertirse en un suplicio.
El mercado se pone cada vez más caro, sí, pero a veces las novedades y, sobre todo, la necesidad, nos obligan a dar el salto. Aquí tienes las 5 señales definitivas de que ha llegado la hora de jubilar tu viejo cacharro y comprar un nuevo smartphone.
1. La batería vive en «reserva permanente» (y te apaga el móvil por sorpresa)
Esta es la señal reina, la que más ansiedad genera. Un móvil es una herramienta portátil; si tienes que vivir pegado a una toma de corriente o dependes de una powerbank como si fuera un respirador artificial, tu móvil ha perdido su propósito.
Las baterías de litio tienen una vida útil (unos 1000 ciclos de carga completa, aproximadamente). Cuando se degradan, no solo duran menos. El síntoma más claro y molesto es cuando el móvil se apaga repentinamente teniendo un 10% o un 15% de batería. El sistema ya no es capaz de leer correctamente la energía restante. ¿Cambiar la batería? A veces compensa, pero si el móvil es muy viejo y la reparación es costosa, ese dinero estaría mejor invertido en uno nuevo.

2. La lentitud te hace perder la paciencia (y el tiempo)
¿Pulsas el icono de WhatsApp y te da tiempo a ponerte un café antes de que abra? ¿El teclado tarda segundos en aparecer cuando quieres escribir? Entonces tienes un problema de rendimiento grave.
Por mucho que lo restaures de fábrica, el hardware tiene un límite. Las aplicaciones actuales y las nuevas versiones del sistema operativo exigen cada vez más potencia. Un procesador que era «top» hace 5 años, hoy se ahoga intentando abrir Instagram. Las actualizaciones, paradójicamente, pueden empeorar la condición de un móvil antiguo al exigirle más de lo que puede dar. Si usar tu móvil es una lucha constante contra el lag, es hora del cambio.
3. El «apagón» de seguridad: Ya no recibes actualizaciones
Este punto es crítico y muchos usuarios lo ignoran. Un móvil tiene fecha de caducidad en cuanto a soporte de software. Si tu fabricante te ha abandonado y ya no recibes nuevas versiones de Android o iOS, y lo que es peor, ya no recibes parches de seguridad, tu móvil es un coladero vulnerable a amenazas externas.

Además, llega el temido momento de la incompatibilidad: esa app bancaria o ese juego nuevo que quieres probar te dice que «tu dispositivo no es compatible». Actualmente, marcas como Apple ofrecen muchos años de soporte (hasta 6 o 7), y en Android se promete hasta 7 en gamas altas, pero los móviles más antiguos ya están fuera de juego.
4. El drama del «almacenamiento lleno» constante
Es el pan nuestro de cada día. Si te pasas la vida borrando fotos de tu gato para poder instalar una simple actualización de una app, necesitas un móvil nuevo.
Hace unos años, 64GB (o incluso 32GB) parecían suficientes. Hoy en día, con fotos en alta resolución, vídeos en 4K y aplicaciones que pesan gigas, esa capacidad es ridícula. Si tu móvil no tiene ranura para microSD y la nube no es suficiente, la falta de espacio estrangulará el rendimiento del teléfono y tu paciencia. Un móvil moderno debería tener, como mínimo, 128GB o 256GB de base.
5. Está físicamente destrozado (y la reparación no compensa)
Es una señal clarísima. Hay mucha gente aguantando con pantallas estalladas tipo «telaraña» que cortan los dedos, botones de volumen que no funcionan o conectores de carga que hay que mover en un ángulo exacto para que hagan contacto.
Usar un móvil roto es peligroso y frustrante. Cuando el coste de arreglar la pantalla o la placa base supera la mitad del valor de un móvil nuevo de gama media decente, la reparación deja de tener sentido económico. Es la señal física definitiva de que ese terminal ha cumplido su ciclo.
La opinión del Gurú: Si has asentido con la cabeza leyendo dos o más de estos puntos, deja de sufrir. Reflexiona, haz números e invierte de manera responsable en un equipo que no te amargue el día a día. ¡Tu salud mental tecnológica te lo agradecerá! Y no te olvides de seguirnos Gurú Tecno en YouTube, Instagram y Facebook.