WhatsApp es una herramienta de comunicación imprescindible en nuestras vidas, una aplicación que todos tenemos en nuestro dispositivo móvil.
La suma de usuarios que ha alcanzado Whatsapp era impensable un año atrás. No solo ha superado los 1.500 millones de usuarios sino que ha conseguido que se intercambien al día más de 60.000 millones de mensajes, un hecho que explica que la aplicación caiga de vez en cuando, sobre todo en los días festivos.
Se trata de la app de mensajería más utilizada de todo el mundo.
Con el final de curso, reviven también los mensajes en los centros educativos, esos que a veces se convierten en una pesadilla. Y es que, poco a poco, las Administraciones educativas son conscientes de que las redes sociales son un canal de comunicación propio de los tiempos que corren, en el que con uso correcto y medido, no debería producirse ningún tipo de incidencia.
El problema no está en la herramienta en sí, sino en el mal uso que estamos dando a la misma.
Hace no demasiado tiempo, el profesorado se comunicaba con las familias a través de reuniones o notas enviadas a través de su propio alumnado. Ahora los canales de comunicación han cambiado y WhatsApp se ha convertido en una forma sencilla para difundir información entre los padres de forma rápida. Por el momento.
Y es que hoy en día se ha pasado de los corrillos a las puertas del cole a los corrillos en los grupos de Whatsapp con todo lo que esto supone. Seguimos haciendo un uso de un “doble lenguaje”: delante del profesor digo una cosa pero luego en el Whastapp…
Las redes sociales como canal de información han transformado el intercambio de información entre familias y docentes
La Conselleria de Educación de la Generalitat Valenciana ha sido la primera en mover ficha y posicionarse, recogiendo en su borrador de Decreto sobre Derechos y Deberes de alumnos, profesores y familias, a la luz de las medidas que incluye, el debate público suscitado tras las grabaciones de vídeos de agresiones en los centros educativos, regulando que “queda prohibido su uso en todo el centro docente“. Y es que, además, se contempla como agravante de una falta grave de disciplina el ciberbullying, y la difusión con las nuevas tecnologías de agresiones ejercidas con reiteración y premeditación.
Son algunas de las novedades más interesantes de este Decreto en ciernes y que se pretende que entre en vigor antes del inicio del próximo curso.
Los centros públicos de la Comunidad Valenciana tendrán que dejar de usar WhatsApp como canal de información pero también cualquier otra plataforma que no sea la utilizada por la Administración educativa.
El profesorado ya puede olvidarse de mandar mensajes a las familias por el dispositivo móvil.
“Si fuera preciso establecer canales específicos de comunicación, deberán emplearse los medios y herramientas establecidos por la Conselleria competente en materia de educación y puestas a disposición de alumnado y profesorado o por medio del correo electrónico”.
Lo que se pretende con este apartado es que los centros educativos cumplan el RGPD y la LOPDGDD y, para ello, no deben utilizar plataformas no oficiales para transmitir información personal. Eso pone en peligro los datos personales que están obligados a proteger, ya que muchas de esas plataformas tienen su sede fuera de la UE.
¿Y los grupos de madres y padres?
Los de sobra conocidos grupos de madres y padres no se verán afectados con estas nuevas reglas siempre y cuando no existan profesores en ellos. Las familias podrán comunicarse por WhatsApp ya que se trata de algo que quedará en el “ámbito privado”, en el que las instituciones o el colegio no tiene absolutamente nada que ver, ni son utilizados por un organismo público para difundir información.
Por tanto, el alumnado y las familias podrán seguir comunicándose entre ellos a través de la aplicación de mensajería pero no podrá ser un canal de difusión para dar a conocer a las familias reuniones, noticias, actividades complementarias o extraescolares así como ningún otro tipo de información relativa al centro educativo.
Dejamos para la reflexión los mensajes que en muchas ocasiones suelen circular acerca del profesorado a través de redes sociales: “pone excesivos deberes”, “no me gusta cómo trabaja con los niños”, “les pone pocas tareas para vacaciones con el tiempo que tienen”, “a mi hijo no le hace caso”, “a mi hijo no le atiende”… Si realmente considera que esto es así, ¿no debería ir directamente a hablarlo con el docente al centro educativo?
Las preguntas que nos hacemos ahora son evidentes… ¿Y qué ocurrirá en el resto de Comunidades Autónomas? ¿Deberían copiar el ejemplo? ¿Cuál es tu experiencia con estos grupos de WhatsApp? Expresa tu opinión si te apetece en la sección de comentarios.
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