La llegada del verano supone un uso intensivo del móvil y de herramientas y aplicaciones como la cámara y el vídeo para captar nuevos paisajes, el navegador para llegar a nuevos destinos o la lectura de códigos QR para acceder al menú de un restaurante. Según un estudio de la consultora tecnológica Vanadi, el primer verano de pandemia, en 2020, el uso del teléfono móvil se incrementó un 200%.
Además del uso constante, las altas temperaturas, la exposición a las actividades de agua o el desplazamiento continuo pueden afectar a la seguridad e integridad del smartphone. Una herramienta que forma parte de la rutina diaria, especialmente en verano, y de la que el 60% de los españoles no podría prescindir según el I Barómetro Europeo de la Vida Digital realizado por Celside Insurance y Harris Interactive. Veamos una serie de consejos para cuidar el teléfono móvil en vacaciones.
Evitar el sobrecalentamiento del dispositivo
Disfrutar de un día de playa o de montaña en verano implica una exposición al sol superior a la habitual. Además de resultar incómodo para visualizar la pantalla, puede provocar un sobrecalentamiento del dispositivo y su batería, y como consecuencia un peor funcionamiento.
Para evitarlo, puede ayudar quitar la carcasa, cerrar todas los programas y aplicaciones que se estén utilizando, no exponerlo directamente al sol o simplemente apagarlo. Pero para los que no contemplan estas soluciones, existen aplicaciones destinadas a enfriar la batería del teléfono cuando se ve expuesto a un calentamiento excesivo, como Coller Master o Smart Cooler.
No perder el móvil de vista
En verano, con las vacaciones y el buen tiempo, se acostumbra a pasar más tiempo fuera de casa y a desplazarse a nuevos lugares. Pasar un día en la playa, ir a cenar con amigos a una terraza o disfrutar de actividades al aire libre, puede dejar de ser agradable si se pierde de vista el móvil o se convierte en objeto de deseo para un tercero.
Frente a esta posibilidad solo existen dos posibles soluciones. La primera, no dejar el móvil a la vista o evitar las distracciones en caso contrario. Y la segunda, contratar un seguro de móvil que cubra pérdidas o robos para minimizar el daño causado. Un 75% y un 72% de los españoles afirma que no disponía de seguro cuando ha sufrido robo o pérdida de su smartphone respectivamente, según el I Barómetro Europeo de la Vida Digital realizado por Celside Insurance y Harris Interactive.
Agua y arena, grandes enemigos del smartphone
Hoy en día la mayoría de los smartphones son resistentes a las salpicaduras y otros incluso pueden sumergirse sin peligro durante un tiempo determinado hasta cierta profundidad. Sin embargo, el agua del mar no es apta ni siquiera para este último grupo de smartphones. La sal que contiene puede provocar que en tan solo unos segundos de contacto las piezas electrónicas del dispositivo se estropeen sin remedio.
De la misma forma, y aunque no sea tan nociva como la sal, el teléfono debe estar siempre protegido frente a la arena de la playa. Además de impregnarse por todas partes y ser difícil de eliminarla, puede provocar arañazos en la pantalla e introducirse en las ranuras del dispositivo, como pueden ser la del cargador o los auriculares.
Mantener a salvo todos los archivos
Realizar una copia de seguridad de todos los archivos, contactos y contenido de interés que se guarden en el móvil puede ser una buena precaución en caso de robo o pérdida.
Se puede optar por hacer copias en una tarjeta de memoria, en una memoria externa, o volcando toda la información en el portátil u otro dispositivo.
Precaución en la conexión desde una WIFI pública
Las redes abiertas de WIFI son una buena opción si se quiere ahorrar datos, pero pueden dejar en una situación vulnerable al contenido del teléfono móvil, especialmente el de aplicaciones que contienen información privada y sensible. Siempre es preferible optar por aquellas redes con seguridad, que requieran una contraseña para su conexión o echar manos de los datos contratados con el servicio de telefonía.